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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 30 de abril de 2023

LA CULTURA DE LA NEGACIÓN (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 30 DE ABRIL)


 

Durante la guerra de Vietnam, tanto el gobierno de Johnson como el de Nixon aplicaron una política informativa de la negación. A pesar de las evidencias hechas públicas en varios de los medios periodísticos independientes norteamericanos, ambos presidentes usaron esta estrategia para negar las evidencias tanto en la debacle norteamericana en el conflicto asiático como en el famoso caso Watergate, escándalo que obligó a Richard Nixon a renunciar al cargo político más poderoso del mundo: la presidencia de los Estados Unidos. Los medios de comunicación desnudaron toda esta trama que Nixon negaba construyendo argumentos insostenibles hasta que las evidencias fueron más allá de sus capacidades.

El informe de la organización mundial Human Rights Watch sobre los incidentes de diciembre del año pasado en diversas zonas de nuestro territorio ha sido contundente. Sin embargo, no han hecho más que corroborar los informes preliminares, aunque en este caso se ha ampliado a la Fiscalía de la Nación, presidida por ese personaje tan cuestionado como lo es Patricia Benavides. La información, profusamente detallada para poder emitir tan contundentes resultados, nos muestra el mal manejo de una crisis social y política que, de haber sucedido en otras latitudes, hubieran puesto en la calle a muchos integrantes del actual gabinete, sujetos en paralelo con los demás poderes del Estado que tratan de sobrevivir hasta el 2026. Una vez que Boluarte y su primer ministro estén “desocupados”, deberían ir a prisión preventiva acusados de ser las cabezas visibles de las numerosas muertes de compatriotas en Juliaca y Ayacucho, sobre todo. Boluarte necesita del cinismo y la angurria de los congresistas para poder obtener más días para su libertad. De no proceder la justicia frente a tamaña información, nos haría dudar cada vez más de la capacidad de acción de esta. Mientras sucede esto y ya sin la virulencia de la violencia social del Sur ni la del clima en el Norte, hay que ir creando nuevos monstruos para tener “ocupada” a la población; por eso, tenemos ahora todo el problema social migratorio, el cual ha tenido mal manejo por parte de las autoridades peruanas en muchos aspectos y que ha encontrado una suerte de chivo expiatorio para sus problemas. En la anatematización del fenómeno migratorio relacionando todo tipo de violencia y delincuencia en nuestra sociedad, pronto se hallará de manera sorpresiva que Joaquín Ramírez sea, en realidad, venezolano. En el paroxismo de lo que vivimos, nos vamos pareciendo a esa histeria que el nazismo creó para determinar la “pureza racial”. Basta con ver las redes sociales y ver los titulares de diversos diarios para sugerir otras formas de linchamiento social como las que ya hemos vivido en nuestro país. Sería bueno revisar la historia para ver cómo creamos fantasmas para encubrir nuestros errores y deficiencias entre balazos y expulsiones. ¿Estamos ante nueva versión de “terruqueo”?


domingo, 23 de mayo de 2021

DESPEDAZÁNDONOS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 23 DE MAYO)


En todas las últimas elecciones, desde las municipales hasta las presidenciales, estamos viendo que los recursos del agravio y del insulto se han ido incrementado. Esta campaña lo evidencia. Dichos recursos han existido en diversas contiendas de nuestra historia electoral. Recordemos los violentos grupos organizados de partidos políticos que tenían una participación disuasiva o ejercían violencia física, como el caso de los famosos búfalos o los comunistas. La publicación de libelos o pasquines era frecuente. A lo largo de varias décadas del siglo XX, agrupaciones políticas como las aprista y comunista estaban prohibidas y proscritas, y la presencia de algunas de ellos en los resultados parciales originaron anulaciones de las elecciones generales de 1936 y 1962. La solución era relativamente sencilla: prohibir partidos políticos y deportar a sus líderes. El caso más virulento fue el Ochenio de Odría. Por otro lado, las campañas electorales siempre estaban plagadas de ataques en las que los medios cumplían determinadas funciones. A medida que la tecnología iba avanzando, una febril campaña de difamación del postulante contrincante era más elaborada y lograba alcances más amplios. Los medios escritos, radiales y, luego, televisivos jugaban un rol decisivo en el electorado. Inclinaban la tendencia hacia tal o cual candidato de su preferencia y las redacciones modulaban los mensajes para inflar o tirarse abajo a determinado contendor electoral. Columnistas, dibujantes, locutores llenaban de sesgada información dirigida a sus receptores. Debido a la celeridad que iba exigiéndose en el mundo moderno, la información era cada vez más compacta, sencilla, pero también sofisticada. Eso lo entendió bien Montesinos con la creación de los famosos diarios y programas chichas: sencillos y hasta vulgares en su forma, y selectivo y destructivo en su contenido. La construcción positiva o negativa de un candidato pasaba por las líneas de estos medios que moldeaban a sus receptores: movilizaban sentimientos, frustraciones, ambiciones y pasiones que fueron muy bien capitalizadas políticamente. El desborde vino con Internet: la relativa libertad de este medio y el capital poderoso y peligroso que encierra lo hemos visto en las últimas décadas: grupos (u hordas) de personas (PPKausas, trolles) que dirigían ataques arteros contra un candidato o su grupo de electores con mensajes racistas, clasistas, misóginos hasta genocidas corrían de un lado a otro. Los hay en chats de nuestros amigos y de otros círculos, quienes utilizan estos como argumentos contra tal o cual candidato; son mensajes altamente violentos en su contenido. Además, hemos visto a postulantes recientemente lanzando diatribas e injurias no solo contra su contrincante, sino contra otros grupos como los mismos medios de comunicación de manera verbal (“mermeleras”) o incluso agresión física. Se está abriendo una profunda brecha insalvable en nuestra sociedad.


domingo, 7 de junio de 2020

CHOLEÁNDONOS, MAÑOSEANDO TANTO


“No puedo respirar”. La frase dicha por un agobiado George Floyd destapó una caja de Pandora que abrió heridas raciales en la sociedad norteamericana. La rodilla del policía Derek Chauvin se convirtió en un símbolo de opresión alrededor del mundo, incluido en nuestro país. Pero aquí, en cierta manera, el suceso se ha visto mermado por el avance implacable de la pandemia que arrasa con mayor virulencia a las clases populares. Sin embargo, es esa sensación de racismo, centralismo, xenofobia y clasismo la que está marcando el crecimiento pandémico en la sociedad peruana desde el tratamiento de la noticia hasta las acciones hechas en los lugares de asistencia médica a una población desesperada por sobrevivir y que tiene hambre. Un ejemplo: la noticia del sobrecosto de los balones de oxígeno es, en cierto modo, vieja en nuestro país. Iquitos ya lo venía sufriendo hace casi un mes, pero tenía que suceder en Lima para que recién se volviese en “impacto relevante” para la sociedad peruana en su conjunto. Presto las palabras idea del texto Nos habíamos choleado tanto de Jorge Bruce para enmarcar las acciones y reacciones sociales tan teñidas de discriminación entre nosotros. Son muchos los parámetros que empleamos para generar esas hondas divisiones nocivas acentuadas en momentos como estos. Tendemos a negar sucesos que nos desnudan visceralmente. Este último viernes, hace 11 años, Bagua vivió una masacre en la que policías y ciudadanos de segunda (como se expresó el presidente de entonces); una más como las que vivimos por la violencia de Sendero Luminoso, en la que se masacró a más de 70 mil peruanos, muchos de ellos, campesinos analfabetos indígenas. Son aquellos que la sociedad estereotipó en personajes como la chola Jacinta, o con frases tan despectivas como el Guanaco de Harvard (frase que hundió la candidatura de Lourdes Flores Nano).
Por otro lado, y siempre en el mismo concepto, Mabel Huertas denuncia un caso de acoso sexual y uso indebido de datos personales por parte de un trabajador. Muchas personas explican que las medidas tomadas son exageradas, pese a que el uso impropio de información confidencial está penado por la ley. El acoso existe en cuanto una de las partes no da el consentimiento para seguir con cualquier acción que involucre a ambas partes por mutuo acuerdo. Se irrogó el derecho de trasgredir la privacidad del otro poniendo “cara bonita”. Es como espiar a una persona en su desnudez. Los pasos siguientes a esta situación pueden terminar en diversos tipos de violencia, sea física o verbal. Tenemos una larga historia de feminicidios en nuestro haber social.
Pd. Esta última semana ha sido luctuosa. Amigos han perdido familiares y las artes liberteñas han visto perder a dos grandes artistas: Santiago Salazar y Demetrio Saldaña. Los artistas se han convertido en ese segmento altamente vulnerable, sin trabajo y sin derechos que los protejan. Que sus muertes no sean en vano.

domingo, 23 de febrero de 2020

TRUJILLO 2020 (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 23 DE FEBRERO 2020)


El último día de 1973, toda mi familia se mudó de Arequipa a esta ciudad. Por razones laborales y sentimentales, mis padres decidieron levantar un negocio y nuestra residencia por estos lares. En ese entonces, Trujillo se recuperaba del fuerte sismo de 1970 que había dejado por los suelos casas, iglesias e instituciones diversas; un alumbrado público débil y el servicio de agua potable muy deficiente, pues las aguas subterráneas no daban abasto a una ciudad sea por los daños infligidos por el sismo o por el crecimiento un poco desordenado de este entonces.
Aunque no residía en esta ciudad, mi familia y amigos me contaban sobre la nueva ola migratoria que venía a Trujillo huyendo de la violencia terrorista o del galopante narcotráfico que hizo de nuestra ciudad un centro neurálgico del mismo. Diversos reportajes nos dieron una fama nada grata, habida cuenta que iban apareciendo extrañas fortunas las cuales nos siguen generando serias sospechas. También fue el inicio, desde el gobierno de AGP, de un éxodo de trujillanos y de peruanos que huían del descontrol, la inflación y la violencia sediciosa. Surge una alternativa desesperada al caos económico: el comercio informal masivo con La Hermelinda como máxima expresión. Hacia fines del gobierno de AGP, una nueva realidad cambiará nuestro rostro físico y social: Chavimochic. Este generará un boom en la agroexportación, como sucede en otras zonas de la Costa peruana, y acarreará dos cambios drásticos: el entorno físico (tropicalización y napa freática) y una gran movilidad social: surgen barrios itinerantes como Alto Trujillo, el cual ahora pugna por ser distrito. Un efecto lateral fue el incremento de la violencia. A fines de los 90 y la primera década de este siglo, nos convertimos en la capital de la violencia, cuyos rezagos seguimos arrastrando. Muchos posibles visitantes evitaron nuestra ciudad por la alarmante visión que se nos dio y nuestro silencio cómplice. Sin embargo, la inyección de dinero trajo muchos migrantes de todas partes del Perú e, incluso, países vecinos. Por la crisis del 2008 en el mundo y, sobre todo, España, algunos trujillanos intentaron el retorno, pero fue un proceso muy frustrante; la ciudad no era capaz de establecer reglas claras de convivencia. Grandes bandas de crimen organizado surgieron haciendo negocio con la extorsión, y “exportando” e “importando” delincuentes. Hubo gente en la policía y el Poder Judicial que actuaron de manera proba contra ellos. La última oleada es la venezolana. Hay buenas y malas personas, como cuando los peruanos “invadimos” Chile, Italia, España o Japón. Hay casi 1 venezolano en cada 10 residentes; han transformado nuestra ciudad. Pasará lo mismo como lo hicieron peruanos en USA, Argentina, Chile o Japón. Serán parte de nuestro acervo cultural y social. Se afincarán, tendrán familia; harán su futuro como lo han hecho nuestros familiares y amigos en otros lares. 
Así llegamos a nuestro Bicentenario.

domingo, 12 de enero de 2020

¿EL VIOLADOR ERES TÚ? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 12 ENERO TRUJILLO)


El presente artículo surge de una conversación informal con tres compañeras de trabajo de diversas edades. De manera franca, comentaron situaciones embarazosas de tocamientos indebidos que les tocó la mala suerte de vivir en diversos espacios a través de sus vidas: la calle, el cine, el transporte público. Mientras comentaban sus lamentables experiencias, la impotencia, la inseguridad, el miedo y la vergüenza eran las cuatro sensaciones preponderantes que ellas sintieron en esas desagradables circunstancias. Cuando tuvimos esa conversación, ese mismo día se difundió la noticia de la sentencia a muerte de 4 jóvenes hindúes que habían violado y asesinado atrozmente a una estudiante y golpeado mortalmente al novio de esta. Los atacantes actuaron cruelmente contra la chica a vista y paciencia del chofer del bus en el que se realizó tan cruenta transgresión. Aunque es una solución extrema, sí es un logro para una sociedad que tolera y justifica vejámenes contra las mujeres por su condición como tal en un contexto cultural.
Estas dos experiencias me trajeron a la mente la tonada y letra del himno creado por el colectivo chileno Lastesis que removió la sociedad latinoamericana y mundial (España, Francia, USA, Turquía y Líbano) cuando comenzaron sus numerosas performances, Trujillo incluida. El texto es muy directo y nos involucra a todos, pues no se hace preguntas sino afirmaciones; estas identifican a diversos estamentos de nuestra sociedad que, en su accionar, han permitido a lo largo de los siglos acciones contra no solo las mujeres, sino contra grupos socialmente débiles como los niños. Ejemplos cunden entre nosotros. Comencemos con uno reciente: los “pacos” (policías) en Comas no atendieron el caso de violación de una niña de 13 años, vejada por su primo; tampoco lo hizo un hospital que tiene la obligación de atender a una persona vulnerable. En el caso de los jueces (aparato judicial), basta recordar las actividades oscuras del exjuez César Hinostroza quien negoció la pena para el violador Alfonso Ruiz Grández. El Estado y su cabeza: hay muchos ejemplos; en 2017, un buen número de congresistas votó en contra de una ley que quitaba beneficios a violadores sentenciados sosteniendo una argumentación lamentable; entre estos estaban Nelly Cuadros y Tamar Arimborgo. Otro caso, ad-portas de las elecciones de este mes: la candidata para el Congreso por Avanza País, Beatriz Mejía, declaraba que las víctimas de violación en nuestro país no eran tantas, fuera de otros comentarios desafortunados; u otras declaraciones de otra candidata quien ha llegado a confundir el término “empoderar” a los jóvenes con incitarlos a la masturbación. Sus reflexiones son desopilantes, pero hay muchas personas que se identifican con ella. Pueden llegar al Congreso.
Así, las amargas sensaciones vividas por mis colegas pueden continuar entre miles de mujeres, pues nos vamos convirtiendo en cómplices de diversos tipos de violación.

domingo, 13 de octubre de 2019

CULTURA Y VIOLENCIA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 13 DE OCTUBRE)

Este artículo nace a razón de dos actividades en las cuales participé tanto como oyente, así como integrante de una reciente mesa de diálogo. Se sintetiza en la importancia de la cultura como medida preventiva contra toda violencia que corroe la sociedad peruana.
En el 2013 el Departamento de Humanidades de una universidad local, el SENAJU, el Ministerio de Educación y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito dirigieron un proyecto sobre la génesis, situación y propuestas de contención de la criminalidad y violencia juvenil en Trujillo; los resultados de este se publicaron en mayo del 2014 y el texto se comenzó a compartir entre diversas personalidades políticas de nuestra ciudad y Región. (https://juventud.gob.pe/wp-content/uploads/2017/12/Criminalidad-y-violencia-juvenil-en-Trujillo.pdf). El texto contiene estudios de casos y varias entrevistas a los principales actores de esta cruda situación enquistada en numerosos sectores de nuestra ciudad. Pero el libro, tras el análisis expuesto, ofrece una lista de 12 propuestas viables para prevenir la violencia en diversos núcleos sociales para ese distrito y, por extensión, a toda la ciudad. Son propuestas aplicables e integrativas de una sociedad fragmentada por diversas razones con el fin de restañar el tejido social en espacios públicos que necesitan ser intervenidos de manera adecuada. Un ejemplo era la necesidad de revisar el uso de las losas deportivas que, lejos de integrar a un vecindario, se termina volviendo un lugar que convoca pandillas o son usadas para el consumo del alcohol y sus consecuencias negativas. La creación de áreas verdes y parques es una gran solución para toda una ciudadanía ávida de desarrollar su espíritu gregario ejerciendo además una coerción efectiva sobre grupos disociadores.
Pero son el arte y los deportes los que necesitan un replanteamiento de su aplicación y necesidad, y el obligado compromiso de autoridades e instituciones privadas con el desarrollo de estas. Tras el estudio arriba comentado, la UNODC trabajó con diversas municipalidades con el fin de implementar el proyecto D1 de Vania Masías para los adolescentes por dos años; pero, lejos de concluir, este continúa con los jóvenes formados en estas escuelas que rescataron a través de la danza a muchos de las drogas, el alcohol o el pandillaje. Fue grato haber conversado con estos chicos entusiastas en el encuentro CONECTA TRUJILLO realizado en el Teatro UPAO. Este evento nos permitió conocer a muchas personas que están trabajando por mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en los espacios que intervienen. Mas, un problema latente es el financiamiento de estos urgentes proyectos que no solo previenen, sino que contribuyen en la construcción y fortalecimiento de la identidad personal y social, y el desarrollo de la solidaridad entre los integrantes de las comunidades en las que actúan.
Políticas urgentes para nuestra ciudad, ahora.

jueves, 4 de octubre de 2018

LA PUNTA DEL ICEBERG (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN LA INDUSTRIA DOMINGO 30 SETIEMBRE)


¿Se puede decir que gestos como el de Manuel Liendo Rázuri nos indica que estamos tocando fondo? No; ¿Como los comentarios xenofóbicos de algunas personas, incluidas algunos candidatos al sillón edil limeño? Tampoco; ¿Como los enunciados encubridores a favor de algunos congresistas en cuanto a las claras evidencias de corrupción con el fin de blindar a personas vinculadas con el tráfico de influencias y el narcotráfico? Todavía. Pero vamos a en camino a ello.
Las semanas últimas la sociedad peruana se ha visto sacudida por una serie de acciones y gestos por lo demás censurables. Desde una publicidad discriminatoria hasta la agresión verbal y actitud matonesca de un ciudadano contra otro, estas situaciones han removido el concho de la conciencia nacional; y la complicidad o distancia de las personas que habitamos este espacio geográfico al cual denominamos nuestra nación. Hechos como los que hemos sido testigos nos han cuestionado en cuanto a las propuestas y trabajos recientes que tratan de involucrar al mayor número de peruanos en una sociedad que pasó crudos momentos en los que las situaciones racial, cultural, lingüística, geográfica, religiosa y de género han sido motivo de conflictos y de propuestas para tender puentes con el fin de atenuar la honda y triste brecha que se ha ido construyendo desde la época de Sendero en adelante. Se pensaba que la bonanza económica iba a influir en la construcción de un nuevo peruano. Nada más lejos de la verdad.
El boom económico solo ha generado una acentuación peligrosa de la brecha en una sociedad todavía sensible por lo sucedido en los 80. La brecha se evidencia como en los casos que pudimos contemplar en las redes sociales estos últimos días. El personaje se hizo famoso por toda la labor de censura (cierta o posera) generada en el mundo virtual. Sin embargo, este incidente en solo una punta de uno de los hielos pendientes del iceberg social. Brechas hondas aún existen, aunque haya cifras oficiales que hablan de mejorías en ciertos estratos y zonas del vasto Perú.
Las labores de inclusión del mayor número de peruanos marginados y maltratados son frecuentemente boicoteadas por diversas razones. Posturas religiosas, tradiciones familiares o pueblerinas, influencias económicas, recelos raciales, animadversión xenofóbica, desprecio por los miembros de las comunidades LGTB, son muchas las actitudes y acciones que movilizan a muchos peruanos contra el prójimo, sean diversas las razones.
La educación es un factor preponderante; pero también lo es un aparato judicial y de cuidado ciudadano que sea vigente, transparente, correcto; algo aún no vigente en nuestra sociedad, habida cuenta que uno de los principales representantes negocia casos de violaciones con absurdos criterios semánticos. Una soledad para una sociedad cada vez más escéptica, sin valores ni controles.

domingo, 10 de junio de 2018

¿MOLICIE O INDIFERENCIA TRUJILLANA? (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO 10 DE JUNIO)


Las últimas semanas me he visto involucrado en una serie de eventos y situaciones que dan pie a este artículo. Participé en varias charlas sobre la delincuencia en nuestra ciudad, una sobre el Mayo del 68, una exposición colectiva de arte sobre la violencia. Además, he sido testigo de la partida de una amiga que decidió retornar a su país de origen; otro amigo prepara sus papeles para cerrar su negocio e irse con su familia para buscar una mejor calidad de vida. Ya hace dos meses que mi hermana estuvo por Trujillo y otros amigos más que alguna vez residieron en nuestra ciudad; la impresión que se llevaron cada uno de ellos fue la de un total desencanto, no solo por el lamentable estado en el que ha quedado la infraestructura vial urbana, sino por el deterioro acelerado de las relaciones que las personas e instituciones tienen con el ciudadano de a pie. Muchos amigos y conocidos han optado por irse, cansados de la indiferencia y de la anomia en la que está cayendo nuestra ciudad, que es en cierta forma la que está sucediendo en casi todo nuestro país, pero más acentuado en Trujillo.
En las exposiciones sobre la violencia, fuera de la debilidad de las autoridades y la corrupción engastada en todos los niveles, se destacó la indiferencia de la ciudadanía frente a los numerosos hechos que la compromete y, ante las cuales, tiene poca capacidad de reacción. Odiosas comparaciones se me vienen a la mente: mientras la algarabía por el irregular retorno de un pelotero colmaba a los trujillanos, el puerto de Salaverry fue dado en concesión con alcances no del todo claros, sobre todo en el manejo de espigones, causantes principales de la fuerte erosión de nuestro litoral. El Sur peruano se levantó ante el alza de impuestos dada cuando en toda esa cortina coyuntural futbolística podía acallar cualquier acción de protesta. La sociedad civil trujillana no ha tenido capacidad de respuesta y los posibles afectados con estas proyecciones (desde Las Delicias hasta Huanchaco) no han hecho alcanzar sus preocupaciones. No sé si les preocupe perder sus propiedades. El derecho a la protesta en inherente al hombre cuando este ve amenazados sus reales intereses o el de los suyos. Lastimosamente, la década fujimorista tergiversó el sentido del reclamo justo de nuestros derechos como actos terroristas: reclamar puede ser sinónimo de desadaptado social o un potencial vesánico. O simplemente la gente se aturdió, se alertagó.
Sin embargo, también fui testigo de una acción hecha por los ciudadanos reunidos para un fin común. Somos vecinos de un colegio que trasgrede las normas de sonido y de limpieza, el cual usualmente usaba las calles como un botadero, incluso de su mobiliario vetusto. Por la presión del vecindario, cambiaron el mal hábito de desechar su basura sin importarle la vecindad al de actuar correctamente como le debe de competer a una institución que dice inculcar valores. Presión social efectiva.

domingo, 6 de mayo de 2018

ANOMIA SOCIAL: ESCALADA DE VIOLENCIA (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN EL DIARIO LA INDUSTRIA DE TRUJILLO DOMINGO 06 DE MAYO)


Diversos incidentes de violencia contra diversas personas, sobre todo mujeres, han conmovido a la sociedad trujillana y nacional: el asesinato de una profesora en San Andrés por parte de un par de delincuentes en moto; una mujer asesinada por una comba a manos de su conviviente en Huanchaco; el asesinato de una dirigente amazónica por parte de un ciudadano canadiense, quien posteriormente fue linchado por la comunidad; una mujer quemada por un excompañero de trabajo en un bus Metropolitano delante de numerosos pasajeros, quienes lejos de ayudarla, huyeron del mismo. La lista puede volverse más extensa, si se agrega las que vamos viendo a nivel internacional: niñas violadas y asesinadas; o mujeres atacadas en grupo, denominado “La Manada”. Me he detenido solo a contemplar el caso de mujeres, aunque los móviles entre cada uno de estos casos pueden diferir en sus casas, pero no en sus orígenes son los mismos: el desprecio total por la vida, la cual puede ser fácilmente truncada con el fin de lograr tus objetivos. Es la culminación de una serie de errores y frustraciones, la mayor de las veces, sociales que encuentran en la violencia la única solución a los problemas que uno tiene que enfrentar.
Quisiera focalizar mis reflexiones desde tres líneas. Ahora estas se centran en la forma cómo tratamos la violencia en sus variadas formas, siendo el feminicidio uno de ellos, en sociedades que carecen o son débiles los tres puntos que voy a abordar. Veamos el educativo. En el proceso de crecimiento de una persona, de no ser modulada esta respuesta por las personas que le competen hacerlo, sean los padres, el hogar, el colegio, la sociedad, tendremos a una persona que no halló límites a sus frustraciones y halla en la violencia la forma más eficaz para satisfacer sus necesidades, por más frívolas que estas sean: así tendremos a un coimero, estafador, ladrón, pandillero, asesino. El debilitamiento de las organizaciones sociales comenzando desde el hogar da una suerte de explicación de lo que está sucediendo en nuestras sociedades. Ahora ahondada por haberse debilitado formas de lineamiento y contención en ciertos ámbitos como el escolar por satisfacer el pedido de los “clientes”. Esta es, a mi modo de ver, una de las más riesgosas circunstancias, pues un niño o adolescente está en el momento de ser corregido para que se pueda ceñir a criterios éticos y normativos basados en respeto del otro, de la vida. Está circulando por las redes sociales un interesante video que muestra a una madre que, lejos de devolver un dinero que había dejado caer por accidente la cajera, lo oculta y hace cómplice a su hijo quien observa la escena; un minuto después, en la gran elipsis que puede ofrecer la televisión y el cine, vemos a ese niño, ya joven, muerto por la policía por haber cometido un crimen, mientras la madre grita (como vemos a muchas cuando su hijo o hija ha sido capturado) que él o ella es inocente.
El segundo se centra en la información que nos rodea y que condiciona conductas y autopercepciones que terminan por justificarse como correctas. Los patrones se van adquiriendo en el hogar; pero también en los medios, desde la publicidad hasta los juegos virtuales que han invadido casi todos los hogares de clase media y a la que, irónicamente, la clase baja pugna por adquirir. La publicidad vende a la gente conceptos y crea en ella carencias con el fin de que esa carencia sea satisfecha con tal o cual producto. El bombardeo es implacable, pues ahora ya llega a ti a través de los celulares. Es su modus vivendi y se alimenta de ello, la justifica. Las necesidades artificiales hacen que la gente aspire a tener lo que no necesita; es además una forma de adquirir un estatus que termina por ser avalado por los demás como una forma de presencia y poder. Así se busca cómo acceder a tal o cual producto; ahora es increíble cómo la publicidad va descendiendo en cuestión cronológica: ahora el target o público objetivo es el adolescente que reclama cada vez más a padres agobiados por necesidades primarias urgentes. El otro día escuchaba por la radio una publicidad de una empresa de celulares la “increíble” oferta que permitía a un adolescente de 13 o 14 años exigirle a su padre la compra de un celular con internet. El mensaje era directo y con un lenguaje manejado por esta población. El consumo desmedido, lejos de todo el problema que está acarreando en nuestras sociedades, ha generado que muchos jóvenes opten por alternativas de recursos que pueden hallar en el hampa y el narcotráfico; así estos jóvenes que encuentran un dinero “fácil” no tienen filtros personales para exhibir sus “logros” y puedan emborracharse en sus “jueves de patas”, comprar la ropa para encandilar a las chicas, entre otros ejemplos. Los modelos de comportamiento alimentados por chicos huecos de los realities, más el estilo de vida de muchos narcotraficantes (recordemos a Gerald Oropeza) incrementan esa ansiedad en niños y jóvenes hambrientos de acción y de lujos para satisfacer sus “necesidades”. De paso, podemos hacer una reflexión sobre la actuación de los medios masivos de comunicación que potencian noticias “que venden” sin medir las consecuencias en una sociedad con tanta anomia como las nuestras. Dicen hablar y publicar en nombre de la libertad de expresión. Creo que palabra Libertad no significa actuar en total albedrío, pues implica además la palabra responsabilidad. Sartre fue claro en eso: libertad es compromiso. Si se entendiese así, otros serían los derroteros mediáticos en general.
Y, por último, el aparato correctivo y represivo de nuestra sociedad (Poder Judicial y Policía) hace tanta agua que son, con los políticos, las instituciones identificadas como las más corruptas del sistema peruano. Lastimosamente debilitado por los gobiernos de recientes décadas, tras el descalabro que fue el fujimorato, su efectividad no llega a ser del todo completa, pues ambos terminan por boicotearse. En esta semana, varios miembros de temibles bandas delincuenciales fueron liberados, pese a haber sido capturados tras sesudo seguimiento, por el Poder Judicial. Esa frustración cuestiona el trabajo policial sin ser ellos los culpables, pues la sociedad les va a reclamar a ellos por tener delincuentes en la calle. El aparato policial es otro asunto que debe de ser revisado concienzudamente. Por esta crisis, provocada intencionalmente para otros objetivos, varias bandas enviaron a sus propios candidatos a integrarse al cuerpo policial: verdaderos topos. La crisis no permitió crear filtros adecuados. Lobos que se les dio la función de cuidar corderos.
El tema de la violencia debe de trabajarse de manera global, desde la prevención hasta la corrección, si cabe el término. Es necesario limpiar procesos en la parte superior, pero también actuar correctamente desde los procesos iniciales de la formación del ser humano, esto es hogar y escuela. Los abusos en el manejo de los derechos individuales han maniatado las respuestas correctas que deben de darse a quien merece ser corregido. Y dejar de lado algunas hipocresías que han llenado las cárceles con las personas incorrectas, mientras por las calles pasean los delincuentes, muchos de los cuales aspiran en convertirse en parte del aparato público con el fin de hallar la ansiada inmunidad. Cientos de ejemplos tenemos y pueblan los medios.
Si no tenemos voluntad de estos cambios, limitémonos a seguir leyendo en la prensa (ahora ya toda sensacionalista) los crímenes nuestros de cada día.

domingo, 5 de noviembre de 2017

VIOLENCIA BANAL VISUAL (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO LA INDUSTRIA TRUJILLO DOMINGO 05 DE NOVIEMBRE)

El lamentable accionar de Shirley Silva Padilla, asesina confesa de dos varones en Lima en la semana pasada, nos ha causado asombro; sin embargo, este suceso es una larga retahíla de otros muchos más que vienen sucediendo en nuestra sociedad y a nivel mundial. La jovencita ha evidenciado un comportamiento que, fuera de sus propios problemas mentales (quizá no), difiere poco del accionar de muchos jóvenes exhibicionistas en las redes sociales (sobre todo, Facebook, en el que muestran a sus amigos, enemigos y colectividad en general su orgullo de pertenencia a diversas bandas juveniles que pueblan nuestras ciudades. En esta exhibición, congruente con sus ideales desde sus perspectivas, los jóvenes toman actitudes amenazantes ya no con gestos groseros o insinuantes, sino que portan armas que les permite ser reconocidos, aceptados e identificados por otros miembros, internos y externos, del grupo al cual pertenecen. Pensamos que su actitud es el reflejo de un nihilismo total; pero estos jóvenes se apoyan en la imagen para la creación de su propia identidad, imagen en la que los tatuajes y las armas son parte de ese rito hermenéutico, simbólico, por lo tanto estructurado, al cual deben de acceder y cumplir. La validación de su acción le será otorgada en los medios virtuales (fuera del Facebook, WhatsApp, Instagram, un largo etcétera de aplicaciones) y coronada en las pantallas de los medios y en las páginas de los diarios (en físico y virtuales, amarillos y de prensa “seria”). Héroes y heroínas de pantalla.
En el desarrollo de estas imágenes y la pérdida de su sentido juegan un rol muy importante, los medios de comunicación. Las imágenes de situaciones extremas con pérdidas de vidas humanas han ido perdiendo su mensaje para ser parte integral de un show mediático en el que un atentado con bomba en un metro está a la misma altura que un corte comercial de una marca de detergente o puede aparecer en alguna serie o película de acción o de desastres. Por ejemplo, la duración de una noticia de este talante con una pieza publicitaria televisiva, no solo de señal abierta sino en canales informativos, es casi equivalente y ambos se presentan en horarios “estelares”. El primer fuerte campanazo –ya se estaba advirtiendo al respecto- se dio en la sociedad norteamericana, creadora de estos conceptos, al ver la reacción de muchos niños y jóvenes ante el incidente de las Torres Gemelas (World Trade Center) de Nueva York. Aunque durante la transmisión de este lamentable incidente no hubo los consabidos cortes comerciales, sí fue alarmante ver la reacción de niños y jóvenes que pensaban que era un film y que esperaban en cualquier momento aparecer por las pantallas a Bruce Willis. La línea entre lo real y ficción se desvaneció; como tal, la creación de estas situaciones (atentados, secuestros, ataques en las calles) son motivados o motivan (depende la perspectiva y la génesis)  una reacción mediática y ahora, aún más, en línea o en tiempo real. Son los peligros que se han generado en estos tiempos de la inmediatez que, por la rapidez nunca terminan de ser procesados.

Los medios de comunicación deben de comenzar a replantear ciertas estrategias, pues su intervención en la creación de perspectivas en el público es relevante y les confiere un poder del cual deben de ser muy responsables. No es atentar contra la libertad de prensa, caballito que muchos medios y sus directivos para abordar este álgido tema. Creo que los tiempos oscuros del control mediático del fujimorismo han desaparecido. Sin embargo, no será nada extraño que el cruento evento de Shirley Silva pase al olvido en un mes, posiblemente menos tiempo. Estemos a la espera de más jóvenes así. Tomemos nuestro tiempo.

domingo, 4 de septiembre de 2016

RESTAÑANDO HERIDAS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 04 DE SEPTIEMBRE)

Esta última semana fui testigo de dos eventos que se enmarcan en esas décadas de guerra interna (1980 – 2000): la presentación del libro Señor Cioran de Luis Eduardo García y la sentencia dictada a los autores de la masacre de Accomarca hace 31 años.
Luego del retorno de la democracia formal en nuestro país con  la elección de Fernando Belaunde, un movimiento sedicioso llamado Sendero Luminoso hacía pública su presencia ante la comunidad peruana con la famosa  quema de ánforas en un pequeño pueblo llamado Chuschi un 17 de mayo de 1980. Para los que íbamos, por esos años, a diversas universidades nacionales o privadas en diferentes partes del país, este movimiento clandestino ya era conocido en los pasadizos y en las elecciones de Centros Federados o de representantes por aula. Lo digo por experiencia propia. Pero nadie les dio la debida importancia sobre sus oscuras intenciones: dar el gran salto. Diversos autores intelectuales, entre historiadores, antropólogos, sociólogos y periodistas, han tratado de hallar explicaciones para este movimiento al cual Simon Strong denominó “el movimiento subversivo más letal del mundo” (HarperCollins Publishers, 1992); los trabajos de Carlos Iván Degregori (El surgimiento de Sendero Luminoso, 1990) y Gustavo Gorriti (Sendero, historia de la guerrilla milenaria en el Perú, 1990) son libros obligados que todo peruano debe de leer y debe de incluirse como tema a ser estudiado en las aulas por nuestra niñez y juventud a pedido de muchos educadores. No solo la academia abordó este periodo oscuro de nuestra historia; el arte ha ido más lejos. Muchos artistas, por su vena social, fueron confundidos como terroristas. Cuando Juan Acevedo y su famoso Cuy aparecían entonces en el Diario Marka, o los diversos dibujantes y escritores bajo la batuta de Nicolás Yerovi publicaban Monos y Monadas, solo esperábamos que la censura o la prisión no fuesen el destino de alguno de ellos. O quizá una bomba. Dura fue la experiencia de Francisco Lombardi y toda su gente para filmar La boca del lobo; tuvieron todas las trabas posibles en un año tan duro (1987) para que sea rodada en las sierras de Tacna. Los excesos se cometían por todos los frentes

No hubo peruano o familia que no haya sido tocado por este periodo. Muertos, exiliados, clandestinos, desterrados, aterrados por coches bombas y por una inflación galopante, corrupción y desgobierno. La mayoría tenía sed de venganza; por eso se aceptó todo lo que vino con el Fujimorato, el cáncer que destruyó instituciones íntegras que se tenían por sólidas e impolutas. Muchas personas canalizaron inadecuadamente esos demonios que los peruanos aún no hemos exorcizado. La CVR presidida por Salomón Lerner dio pautas y líneas para que el Perú oficial y su sociedad comiencen a abordarlos con criterios de justicia para que en cada uno de nosotros comience a restañarse esas heridas que quedan en nuestra psique social.