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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 22 de septiembre de 2019

SUEÑOS DE CIUDAD (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 22 SETIEMBRE)


Dos noticias motivan este artículo: la conversión del Centro Histórico de nuestra ciudad en Patrimonio de la Humanidad y el escaso número de turistas internacionales que recibe La Libertad. Ambas, en el fondo, están muy vinculadas; es más, la primera será motivo de reversión de la situación señalada en la segunda noticia.
Las propuestas de querer convertir a Trujillo en Patrimonio Mundial no son nada nuevas. Gestiones ediles anteriores ya han intentado hacerlo armando diversos expedientes que destacan la riqueza cultural, arqueológica, histórica y social que la ciudad tiene. El Centro Histórico trujillano está articulado con los espacios arqueológicos de Chan Chan al Noroeste y las Huacas del Sol y la Luna hacia el Sur; fuera de los espacios de Huanchaco y Moche, de gran riqueza cultural. El material, en cierta manera, se tiene. Pero todo esto, y es lo más importante, demanda que no solo haya una nueva actitud de las autoridades municipales o regionales; sino de toda la población en su conjunto, la que tendrá que cambiar hábitos perniciosos que contribuyen a que nuestra Región reciba pocos turistas extranjeros y nacionales. Un ejemplo articulado es el sistema vial: la actual reconstrucción de la ciudad (en concreto, sus calles) no ha contemplado para nada un sistema de drenaje. Mientras escribo este artículo, cae una lluvia tenue y perniciosa para el pavimento de nuestras calles; entre rompemuelles y otros obstáculos, el agua acumulada deteriora el asfalto generando hoyos que se profundizan gracias a un tránsito conformado por vehículos de todo pesaje, algunos muy antiguos, que aceleran el maltrato de las vías, fuera de ser grandes agentes de polución que circulan sin control alguno. En este engranaje vial, el casi salvaje sistema de transporte público privado es una pesadilla que hay que regular. Basta contemplar algunas zonas de la Avenida España para ver competencias entre buses, microbuses y combis en mal estado (hasta de la misma empresa) que corren desafiando reglas básicas de tránsito y exponiendo la vida de usuarios y peatones. Si Trujillo tiene la fama de ser una ciudad violenta, su tráfico cotidiano lo confirma
En 2015, gracias a la invitación de una amiga, asistí en Chiclayo, en el marco de un congreso internacional de turismo sostenible, a una conferencia sobre la experiencia de Cuenca, una bella ciudad ecuatoriana, que logró el título de Patrimonio Mundial; el Ing. Freddy Espinoza, representante invitado, hizo un resumen técnico e histórico de los cambios de hábitos de las autoridades y los habitantes de esa ciudad. El trabajo en conjunto fue necesario y obligatorio bajo el principio de que la ciudad es de todos y para todos. O sea, el respeto hacia los demás implica el respeto hacia uno mismo. Ergo, intensas campañas educativas y de comunicación deben ser prioritarias a la par de los trabajos de infraestructura. Sino las propuestas serán solo buenas intenciones que plagan el infierno.

martes, 16 de octubre de 2018

CERRO CAMPANA, CERRO SI-PONG: GRAN FUTURO TURÍSTICO PARA LA LIBERTAD




8 de setiembre ha sido un día muy grato para un buen grupo de personas que tuvimos la idea de visitar finalmente el cerro Campana. En realidad, nuestra visita no era para escalar este gran accidente geográfico que identifica el paisaje de la ciudad de Trujillo, sino conocer los vestigios dejados durante siglos por antiguos moradores o visitantes de esta zona y su trato con el cerro considerado como un padre tutelar, gran Apu o zona de recursos naturales; además, conocer una interesante flora y fauna que corresponde a una zona de nieblas y de lomas. Zonas como estas se encuentran en Lima (Lachay) y Arequipa (Atiquipa). Sobre el cerro Campana o Sipón se han escrito diversas investigaciones científicas en el área de la Biología, Botánica, Zoología, geografía y arqueología. Todas investigaciones apuntan a que esta zona se convierta en una gran reserva o parque, un área intangible, acciones promovidas por diversas personas e instituciones. Estas acciones han tenido avances, pero así también como retrocesos de índole político, empañado por intereses económicos que ven a este cerro más como un “estorbo” que una gran oportunidad, como la que muchas personas ligadas a la actividad turística plantean. La visita era para conocer una pequeña porción del potencial que encierra este espacio, rico en geografía, historia y naturaleza. Conviene leer este pequeño texto para ir con una idea de lo que uno va a encontrar en el lugar (file:///C:/Users/Gerardo/Downloads/Rodriguez.etalCerroCampana.pdf).






Gracias a la iniciativa de Juany Solís, una buena amiga, a cargo de la ONG Otra Cosa, se armó un grupo de personas (mayormente mujeres) para hacer el periplo con la guía de Percy Valladares, hombre dedicado fehacientemente a proteger este patrimonio. Percy ha recorrido este espacio desde su niñez y ha sido testigo de los cambios que ha sufrido este espacio. También es testigo de la indolencia política de pequeños y grandes, de huanchaqueros y foráneos, de no tomar en cuenta este lugar, incluso apoyando veladamente acciones ilícitas como invasiones de tierras, tanto a esta área como a la zona aledaña que conforma una integridad: los totorales de Huanchaco.
Nuestra actividad empezó temprano. María y yo recogimos a Wendy y Mirian, profesoras del Fleming, quienes también se unieron a esta expedición. Nos dirigimos a Huanchaco a buscar a Sophia y Juany. Pensaba dejar mi auto en casa de Juany, pero se complicaron las cosas. Al final, dejamos el auto en el local de Otra Cosa. Íbamos ya retrasados por este impase, habida cuenta de que Huanchaco tiene muchas calles cerradas por los cambios de desagüe que se hacen desordenadamente generando el caos vehicular. La idea era salir a las 7 am. Todo el trajín nos tomó una hora. Salimos, pues, con una hora de retraso y eso nos iba a generar ciertas incomodidades a final de cuentas. Nos dirigimos hacia una zona por una ruta no pavimentada que lleva cerca de terrenos que han sido cercados. Percy nos explicaba que eran acciones ilícitas y que muchos dueños emplean sucias estrategias como la de ir agrandando sus propiedades con desplazamiento sigiloso de los cercos. Vimos una que ahora encierra una antena de telefonía inactiva. La zona ocupa territorio arqueológico e, incluso, corta tramos del Camino Inca. Esta zona es disputada con Chavimochic, larga historia que generó un enfrentamiento contra un congresista que quiso actuar de buena fe y halló voces de protestas y desacuerdos entre varios empresarios. Comenzamos la caminata en forma paralela a una valla. Nos fuimos adentrando por el arenal, cuando nos encontramos con algo de vegetación y algunas zonas rocosas, con mucho liquen. Bastante humedad. Felizmente tuvimos un día no soleado, lo que nos permitió hacer la marcha no tan fatigante en un inicio; pero sí teníamos un fuerte viento. Llevar un cortaviento o una casaca es lo recomendable por estas épocas del año. Nuestro encuentro con toda esta vegetación me permitió ver la capacidad de adaptación de la vida en zonas extremas. Para conocer más y con fotos de la flora, es bueno leer este artículo: http://www.sacha.org/Campana_Arnaldoa2014.pdf.  Nos encontramos con unos cactus llamados Espostoa Melanostele. Su fruto es interesante. 




Otra planta muy frecuente en la zona es la llamada Tillandsia Latifolia, crece de manera abundante y retiene humedad. A medida que íbamos “adentrándonos” en la zona, íbamos hallando cada vez más restos de cerámica, tanto fina como rudimentaria de uso doméstico. Algunas de ellas de la cultura Cupisnique, pero no son los únicos vestigios que hay. Seguimos en nuestro camino y nos topábamos con más e interesantes restos arqueológicos. Zonas trazadas, cual caminos, que se hallaban en zonas altas (¿altares?). Lamentablemente, algunas de estas zonas han sido alteradas o dañadas, pues fueron ocupadas por el ejército e, incluso, fueron utilizados como campo de tiro; hay gran presencia de casquillos de balas usadas, así como rastros de campamentos. Pero el plato fuerte iba a estar en una zona como anfiteatro natural en el que se hallan varias figuras humanas claramente trazadas por las plantas que crecieron donde hubo piedras que se han ido desintegrando con el tiempo (https://andina.pe/agencia/noticia-encuentran-geoglifo-forma-candelabro-cerro-campana-trujillo-253915.aspx). Wendy, como profesora de Biología, propuso una explicación interesante: los líquenes se instalan en las ranuras y grietas de las piedras, estos líquenes son el nutriente natural de las plantas que llegan en pequeñas semillas y se “instalan” en la piedra hasta que la terminan por fracturar la roca quedando la planta y manteniendo la forma ya que se queda en el lugar donde se hallaba la piedra en la obra hecha por los antiguos peruanos. Es una hipótesis. Percy nos comentaba que en su niñez toda esta zona estaba cubierta por grandes y pequeñas dunas; en la actualidad, estas tienden a desaparecer y se van hallando restos de todo tipo.




Nuestra caminata siguió hasta llegar a una marca geodésica. En nuestra trayectoria fuimos viendo más vegetación y vestigios de cerámica. Pero también vimos los caracoles de arena, pequeños caminantes que van dejando su trazo por la baba que emiten. Eran parte de la alimentación de los antiguos; pero también se ve que llevó a esos lugares caracoles marinos, que tienen otra forma de caparazón. Vimos algunas zonas que aún mantienen dunas de regular tamaño. Comenzamos a encontrarnos con otras plantas de flores pequeñas, blancas: Alternanthera halimifolia. Cada vez más era frecuente encontrar espacios en los que se habían realizado ritos y pagos, con diversos restos (cerámica o comida) y muchas más plantas diversas. Vi un cactus interesante: melocactus peruvianis. Llegamos a estribación por la cual descendimos, no sin antes haber visto una hermosa lechuza que trataba de alejarnos de su nido. Percy nos indicó que íbamos a una zona en la que se hacían sacrificios humanos en periodo moche. Esta zona está identificada con una gran cruz que parece ser artificial y no de origen cristiano. Antes de descender, nos percatamos que a espaldas de nosotros se veía una hermosa vista del mar, el mar de Huanchaco, solo que más cercanos al cerro Campana. Descendimos; un grupo decidió descasar un poco y almorzar las provisiones que habíamos llevado. Otro grupo decidió visitar un pequeño bosque de rocas con caprichosas formas. Una de ellas simulaba el perfil del dragón del film La historia sin fin; me hice la obligada foto.





Lo que se pensaba hacer una pequeña incursión de 15 minutos, se convirtió en una marcha de casi media hora. El tiempo nos estaba ganando. Habíamos quedado a cierta hora para ser recogidos en un punto de la carretera, y se calculó que íbamos a llegar más tarde de lo previsto. Así que comenzamos nuestro retorno. Este fue por un camino menos escarpado y tuvimos acceso a una cueva en la que había arte rupestre. No pudimos disfrutarlo mucho, pues la luz se iba extinguiendo rápidamente. Además, el frío iba arreciando, por lo que decidimos apretar el paso. Felizmente la arena no se convirtió en nuestro enemigo, pero sí el viento helado que suele correr más fuerza a la caída del sol (aunque felizmente no hizo su aparición durante nuestro recorrido).




Llegamos a nuestro punto de recojo a las 6 pm, una hora más tarde de lo pactado. Fatigados, pero felices de haber estado con el Apu tutelar de Trujillo. A cuidarlo.




domingo, 29 de abril de 2018

CAJAMARCA EN SEMANA SANTA: UN BUEN VIAJE A TIERRAS CAJACHAS Y CHILICAS





El miércoles 28 de marzo, María y yo enrumbamos a tierra cajachas. Había coordinado con muchos amigos para poder reservar un buen hotel y una camioneta para visitar diversos lugares de Cajamarca, con muchos lugares escondidos aún. La reservación la hicimos en el Hotel El Cabildo. Habíamos planificado alquilar la camioneta por los tres primeros días, pues el cuarto íbamos a recorrer la ciudad por sus portadas y casonas. Nuestro plan era conocer algunos lugares de los cuales hemos oído mucho como Celendín o llevar a María a conocer algunos ancestrales como Kuntur Wasi, cerca de San Pablo que fue nuestro primer objetivo. Cajamarca es una ciudad que apostó hasta el exceso a la minería, y se olvidó o postergó todas aquellas actividades por las cuales también era conocida. El turismo dependía mucho de tener sus hoteles llenos de mineros y se olvidaron de los turistas que aman la naturaleza, la buena comida natural, el paisaje, la artesanía, la buena calidad de vida.
Luego de haber tomado un suculento desayuno y de habernos instalado en el hotel, tras nuestro viaje nocturno, esperamos al Sr. Cieza que no iba a alcanzar la camioneta. Luego de haber visto todos los detalles del contrato y la camioneta, nos fuimos a llenar el tanque para poder salir lo más pronto posible. Pedimos algunos datos y nos fuimos a Metro a comprar algunas cosas para el camino, prácticamente nuestro almuerzo. Salimos en dirección a Porcón, pues era la ruta natural. Sin embargo, por una confusión nos dirigimos hacia Hualgayoc, zona minera que se ubica a 79 kilómetros. La zona es minera y famosa por sus quesos; pero ese no era nuestro objetivo. Previamente, en el camino nos detuvimos en Porcón Bajo para ver un simpático desfile de cruces ingeniosas, zona por la que es conocida a nivel nacional por este tipo de celebraciones.  Tras haber pasado el ingreso a Porcón alto, seguimos el camino con la idea de que íbamos en el sendero correcto. Felizmente, en la ruta preguntamos a un conductor quien nos dio la información correcta; teníamos que desandar lo caminado y retornar hasta la entrada de Porcón. Eso hicimos: retomamos la ruta de Porcón; luego vemos el desvío hacia la granja y la continuidad hacia San Pablo. Una de las cosas que nos impresionó era ver la cantidad de cerros y colinas completamente desnudas, sin vegetación, producto de la extracción del oro. No sé si lograrán reforestarse.Tengo entendido que la comunidad de Porcón negoció algunas hectáreas de sus famosos bosques de pino para que sean usadas para la explotación minera. El espectáculo era un poco desolador. Ya en el camino la lluvia volvió a caer. Felizmente íbamos en camioneta, pues el aguacero estaba causando algunos problemas con la carretera que estaba un poco dañada. Sin embargo, eso no impedía ver el paisaje nuboso en la carretera por lo que varias veces hicimos un alto.Nos habían advertido que era zona de niebla y lo que vimos valido lo dicho. Al principio nos recibió una lluvia intensa una vez llegados a San Pablo, ya a un paso de Kuntur Wasi. Pensábamos que nuestra visita a las ruinas se iba a cancelar por lo denso de la lluvia. Entramos al museo para conocer la historia de este importante sitio arqueológico y recorrer las pequeñas instalaciones que han mejorado de la última vez que estuve en el año nuevo del 2009 al 2010. Este sitio lo he visitado ya tres veces. Las primeras veces, la visita era prácticamente en soledad, pues el acceso era difícil, sea por San Pablo o el otro acceso que se hacía más largo. La primera visita fue bastante interesante: el museo estaba casi recién inaugurado y usé la misma vía; pero el retorno fue por Chilete. En el camino de retorno, vi una mina abandonada. La visita a San Pablo fue interesante, pues pude visitar su cementerio muy variopinto, además de ver el monumento erigido al costado del camposanto para conmemorar el triunfo de esta batalla durante la ocupación chilena en el Norte peruano (http://gdp1879.blogspot.pe/2013/07/parte-de-santillan.html) (http://www.cajamarca-sucesos.com/efemerides/batalla_de_san_pablo/el-cupo.htm) y una muy conmovedora, pues comprometió a varios estudiantes de un colegio de la localidad (https://diariocorreo.pe/columnista-web/san-pablo-cuando-los-escolares-pelearon-602308/). San Pablo de Chalaques es una localidad muy bonita, tranquila; sin embargo, la niebla no nos permitió ver el tamaño de la ciudad desde las alturas. El atractivo de la zona era Kuntur Wasi; nos dirigimos hacia el sitio arqueológico, bajo la lluvia. De pronto la lluvia cesó momentáneamente. Dejamos la camioneta a la entrada del museo y vi con satisfacción que había más vehículos y varias personas que se dirigían o salían del sitio. Buen síntoma. Me apena que museos tan interesantes como, por ejemplo, el de Leimebamba, extraordinario museo de Amazonas, tengan tan pocas visitas anuales, lo que hace su sostenimiento un poco difícil en un mundo en el que prima la rentabilidad y el lucro.



Entramos al Museo: como primer paso, se nos pidió ver un video en el que mostraba los descubrimientos y los avances de este lugar. De ahí pasamos a ver la colección que tiene el museo entre huacos, monumentos líticos (que merecen estar mejor ubicados como los tiene el Museo de Chavín de Huántar) y su colección de objetos de oro, ahora celosamente guardados en una sala especial con luz tenue. La primera oportunidad no tenía esos detalles. Se nos pidió no tomar fotos en dicha zona, pero hubo un grupo de jóvenes que hizo caso omiso a la instrucción. Tenemos problemas por respetar reglas, ¿o será que no entienden los mensajes? La sección que muestra los ceramios, diversos huacos restaurados son interesantes: muchos tienen rasgos felínicos, y son cromáticos; se ve la influencia chavinoide; hay delicadas piezas que representan rostros humanos fusionados con feroces felinos de los Andes peruanos; es el hábitat de esta cultura. El uso de la piedra y hueso era frecuente. La sección de oro tiene piezas muy interesantes. Una vez culminada la visita al museo, procedimos ir a las ruinas. La lluvia amainó y pudimos subir hacia el sitio, pero rodeados de una densa niebla. A medida que nos acercábamos al sitio, la niebla despejó, nos hizo una tregua. Pagamos la entrada al sitio (el pago es por separado) y subimos a ver los cambios hechos en los últimos años. Una cultura lítica que recién se está estudiando en su dimensión. (http://www.arqueotur.org/yacimientos/complejo-ceremonial-kuntur-wasi-y-museo-de-sitio.html) Terminada la visita al lugar, procedimos a descender y nuevamente la niebla nos envolvió un poco, el paisaje era alucinante. Ya llegando a la camioneta, comenzó a llover. 








Nos percatamos que uno de nuestros faros neblineros estaba dañado. Un amable policía nos ayudó a colocarlo con el fin de no causar un corto circuito. Fuimos a San Pablo, a la Plaza de Armas a comer un sánguche y tomar una cerveza. Nos tocaba el camino de retorno. María condujo hacia Cajamarca. La lluvia retornaba de vez en cuando. Decidimos regresar temprano para poder guardar la camioneta, cenar temprano y ver algo de la ciudad. Llegamos a las 6 pm. Luego de una ducha, nos fuimos a hacer las famosas visitas de 6 o 7 iglesias. Entramos a algunas, siendo la que mostró más actividad, la Recoleta. esta estaba primorosamente iluminada y estaba en pleno movimiento; mientras que la Catedral y San Francisco permanecían oscuras. El parque que está al frente de la iglesia Recoleta tiene intensa actividad de grupos de jóvenes danzarines de saya y otros ritmos. Pese a la lluvia incipiente, seguían con sus ensayos al aire libre. También ingresamos por la puerta lateral de la Iglesia de la Concepción, o de las monjas; la iglesia estaba en reparación; el último día íbamos a entrar parcialmente a su claustro. De ahí nos fuimos a cenar a una simpática pizzería cerca del hotel y de la Plaza de Armas. 





Fue tanta la pizza que la guardamos para el día siguiente, que la íbamos a necesitar. Fin del Jueves Santo.  




https://www.youtube.com/watch?v=n2GzuB-Ox0o