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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 19 de diciembre de 2021

TRUJILLO, NUEVO FAR WEST (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 19 DE DICIEMBRE)


Hablaba con un amigo sobre cine y tocamos el género western que me hizo evocar esas imágenes de un Medio Oeste norteamericano de calles polvorientas y con una ley rampante del más fuerte y con predominancia de pistoleros, asaltantes y autoridades corruptas. Caí en cuenta de que, a medida que iba imaginando escenarios urbanos y sus habitantes, hallaba muchas similitudes entre nuestra ciudad, sucia y polvorosa, con esas imágenes cinematográficas. He venido comentando a través de esta columna sobre el sostenido deterioro de nuestra calidad de vida. Me viene a la memoria una teoría planteada por los científicos sociales James Q. Wilson y George L. Kellinge para explicar el deterioro social, el incremento de la violencia y un amplio espectro de anomias sociales, la Teoría de las Ventanas Rotas.
 A través de diversas observaciones en la que las condiciones físicas urbanas (una de ellas, el ornato) de un lugar ayudan al “relajamiento” peligroso del respeto de las reglas. Otro científico social, Philip Zimpardo, realizó otro experimento hecho con dos vehículos abandonados en dos barrios de condiciones sociales diferentes, Bronx de Nueva York y la residencial Palo Alto en California. Los resultados fueron interesantes: “[..] Cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores rompieron un vidrio del automóvil de Palo Alto. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx, y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre. [..] No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales. Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que vale todo. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos cada vez peores se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional [..]”. Extrapolemos esta descripción con lo que nuestra ciudad ofrece a sus habitantes; mejor dicho, lo que ofrecemos a nosotros mismos. Daniel Eskibel resume lo siguiente: “[..] Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen 'pequeñas faltas' (estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja) y las mismas no son sancionadas, entonces comenzarán faltas mayores y luego delitos cada vez más graves [..]” Interesante observación en la que Trujillo tiene todas las de perder. Eskibel concluye: “[..] Se trata de crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana, como la que no tenemos ahora.” Parte de nosotros, ciudadanos, ver qué ciudad queremos para vivir.

domingo, 17 de junio de 2018

DÍA DEL PADRE (ARTÍCULO PARCIALMENTE REPRODUCIDO EN DIARIO LA INDUSTRIA DE TRUJILLO) 17 DE JUNIO

El día del padre, lejos de ser la fiesta comercial en la que se ha convertido, debería de ser un espacio de reflexión. La figura del padre es importante como elemento constitutivo del núcleo triangular familiar estándar concebido con el o los hijo(s) y madre. Ha sido un eje importante a lo largo de la célula básica a lo largo de la historia de la humanidad. Cabe añadir que se está concibiendo la palabra “padre” no solo al término biológico, sino a todo lo otorgado a su figura en cuanto funciones que se le han adherido o quitado a lo largo de la historia humana. Hago destacar esto, pues la función biológica reproductiva le da al rol masculino solo una célula portadora para la procreación humana (o animal en general), pero esto no lo hace suficiente para cumplir a cabalidad el extenso significado que esta palabra conlleva.
La figura del padre ha ido evolucionando últimamente ante profundos cambios sociales y científicos que han replanteado su rol. Si vemos la perspectiva científica, ciertas situaciones “irregulares” en los ciclos reproductivos humanos han abierto campos para que la reproducción abra espectros nuevos antes insospechados. Desde la fecundación in vitro hasta la clonación celular, la incólume posición de donante obligatorio ha comenzado a tambalear y el camino de la ciencia seguirá su avance inexorable para hallar otras alternativas de reproducción en las cuales el donante masculino puede ser prescindido (quizá hasta el femenino también).
En cuanto a la figura del padre dentro de la historia de las estructuras sociales que determinaban y determinan los roles de las personas (espero no ser tan determinista según esta perspectiva), el padre asume roles de liderazgo, protección y formación del núcleo; era el ente productivo a tal grado que la esposa era dada en concesión por el padre de esta con un fondo económico que atenuase la carga que recibía: esa era la justificación de la dote. Al ser la cabeza de la familia, tenía responsabilidades y privilegios por sobre los demás miembros del clan familiar. Esto era inalterable y se asumía sin cuestionar. Los avances logrados por las mujeres en el campo socioeconómico han replanteado estas posiciones, las que en países con mayor desarrollo humano han generado fuertes crisis en las relaciones interpersonales y familiares. Los países con fuerte corte religioso son los que muestran mayor atraso en esta perspectiva.

domingo, 16 de octubre de 2016

AMÉRICA, TRUMP, MIGRACIÓN (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 16 OCTUBRE)

En lo que va de esta semana pasada, hemos tenido varios momentos interesantes que son la fuente de inspiración de este artículo, siendo los más relevantes: la celebración del Descubrimiento de América o el Encuentro de Dos Mundos, de acuerdo a la perspectiva; y el debate presidencial norteamericano y algunos comentarios actualizados del candidato Donald Trump.  El elemento vinculante entre ambos es el delicado tema de la migración,  actividad humana realizada por diversas razones.
La migración en escala obedece más a factores externos que internos de una sociedad, un núcleo familiar o persona. Una guerra, una hambruna o debacle económica en escala, un deseo de expansión como plan estratégico estatal, han sido generalmente los principales móviles que han  hecho que grandes grupos humanos se hayan desplazado a lo largo de la historia y que cambian la fisonomía geográfica social de los lugares emisores y receptores. El 12 de octubre de 1492 se inició un proceso de poblamiento y despoblamiento en ambos lados del Atlántico.  En los inicios del siglo XX una gran masa de pobladores europeos y asiáticos hallaron en toda América, sobre todo en los Estados Unidos, un espacio de oportunidades para mejorar sus calidades de vida. Después de ambas guerras mundiales, fue sobretodo Europa la mayor aportante de una población deseosa de hallar un territorio libre, fértil y pleno de oportunidades. 
Pero la migración masiva tiene en el trasfondo orígenes y consecuencias traumáticas. Un desplazamiento masivo implica un fuerte choque cultural, económico y político, vivenciado por la sociedad receptora al tener nuevos miembros que no han crecido en el tejido social que los acoge. Hemos visto esta situación  internamente cuando una fuerte cantidad de compatriotas tuvo que desplazarse de la sierra o selva en los 50 y 60 por la promesa de una vida mejor en las ciudades costeras gracias a la industrialización incipiente de entonces y las carreteras de penetración; y en los 80, por la violencia terrorista o el desarrollo del narcotráfico. La “recepción” no era del nada positiva, puesto que la gran mayoría de estos emigrantes fue a conformar los cinturones informales de las grandes ciudades, Lima a la cabeza, creándose los Pueblos Jóvenes. Hay que leer los trabajos de José Matos Mar y Rolando Arellano para entender este doloroso proceso que deviene en el Perú actual. Las crisis vividas en los 80 y 90 también creó una gran masa desplazada: muchos peruanos migraban hacia el exterior para buscar a una vida mejor. En un dato del 2012 (OIM) hay casi dos millones quinientos mil peruanos en el exterior: un poco menos del 10 % de la población peruana actual; muchos de ellos en situación vulnerable frente a posiciones radicales en los países que migraron. Posturas xenófobas como las de Trump sintetizan lo que muchos de los pobladores piensan del emigrante, muchas veces forzado de serlo por tristes circunstancias de la vida. Una triste radiografía de una respuesta a este susceptible problema.