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lunes, 18 de agosto de 2014

PRESENTACIÓN DEL LIBRO LEGADO DE LUZ EDITH DE LA CRUZ CUZCANO OP

Ante todo, quiero agradecer a José Luis Mendoza y a la congregación Dominica por esta oportunidad de poder exponer sobre la obra de una mujer cuya actividad literaria le permitió hacer la labor propia de su vocación. Antes de empezar a hablar sobre la obra de nuestra artista, haré una presentación general muy breve del trabajo realizado en el mundo de la literatura por mujeres religiosas que tomaron los hábitos para contextualizar el trabajo por Edith de la Cruz y en la segunda, hablaré de la obra realizada por la autora.
Estuve revisando la labor literaria femenina monacal. Hallé personajes notables medievales como la poeta alemana Hrovist, llamada Rodeswinda; a Santa Hildegarda de Bingen o las abadesas místicas de monasterio de Helfta, como Santa Gertrudis, la Grande, o Santa Mectildis de Magdeburgo que escribía en alemán. Todas reunidas en el trabajo Escritoras alemanas en la literatura religiosa medieval de Elizabeth Reindhart [1]. O en los ensayos de Martina Vinatea Recoba (Mujeres escritoras en el virreinato peruano durante el siglo XVI y XVII)[2] o el de Patricia Martínez y Álvarez (Mujeres religiosas en el Perú del siglo XVII: notas sobre la herencia europea y el impacto de los proyectos coloniales en ellas)[3]. Demás está decir de la obra notable de dos grandes escritoras de hábitos: Sor Juana Inés de la Cruz, jerónima mexicana del siglo XVII y XVIII, y la doctora en mística, Santa Teresa de Jesús. Incluso, algunas mujeres de credo protestante usaron la literatura para enfrentar la marginación como lo estudió Antonia Sagredo[4] en su ensayo Mujeres marginadas y perseguidas por sus creencias religiosas en el periodo colonial norteamericano. Juana de Asbaje usó los hábitos para su independencia como mujer intelectual; no así Santa Teresa. Esta última es la senda de la Hna. Edith.
La obra de Edith de la Cruz[5] debe tener como referentes su vida personal, su familia y su espacio geográfico. Nelsa Edith de la Cruz Cuzcano nace un 25 de julio de 1957 (estaría cumpliendo 57 años este mes) en Paullo, cerca en Lunahuaná. Por la propia autora, tenemos una sucinta descripción  de del árbol genealógico de sus padres y el suyo: sus padres fueron Oswaldo Ferrer de la Cruz Llanos y Dalila Victoria Cuzcano Casas. Tuvo diez hermanos: Venerando (lleva el nombre del abuelo paterno), Oswaldo, Susana Dalila, Percy, Elmer, Javier, Elva Milena, Teodoro Walter y Teresa Haydée. De los once hermanos, Edith es la tercera hija y la hermana mayor de esta vasta prole. Según la explicación que nos alcanza la autora en su autobiografía de las páginas 25 a la 28, el padre perdió a su madre de temprana edad y esto quizá haya motivado a que haya decidido tener una numerosa familia.  La bucólica naturaleza que rodeó la niñez de Edith fue decisiva, ya que va a ser un recurrente leit-motiv a lo largo de su obra poética. Solo basta indicar que en su primer poemario Estación del Silencio, la poeta hace alusión a la tierra (hiperónimo) y todos los elementos terrestres vegetales, 48 veces; en su segundo poemario, 164 veces. Incluso en dos poemas esencialmente teológicos, los elementos terráqueos son nombrados dos veces y doce veces en sus poemas no clasificados que son reunidos bajo el título de Líneas sueltas.  Además recuerda frecuentemente tanto su lugar de origen, como lo fue Paullo y Lunahuaná, como Sullana y el valle del Chira, la ciudad y la geografía que la cobijó en su adolescencia y que será tema central de su segundo poemario. Su familia de gran raigambre rural se mudó de Lunahuaná al cálido valle del Chira, donde realizará sus estudios primarios en el Colegio 1041 de Malingas, zona que corresponde a una ex hacienda y poblada por más de 1500 habitantes, muchos de ellos ligados a la agricultura, ganadería y la apicultura; los estudios secundarios los realizó en el colegio Las Capullanas en la ciudad de Sullana, colegio que pasó por épocas difíciles y tuvo cambios constantes de directoras y hasta la designación de una Supervisora interina enviada, desde Lima, por el Ministerio de Educación, la Sra. Consuelo Monroy,  hasta  que un 15 de agosto de l968 llegan a Sullana las Madres Dominicas de la Inmaculada Concepción. El pequeño grupo estaba presidido por la Madre Provincial, en aquellos momentos, Madre María Cristina Rodríguez, quien encargó la dirección del colegio a Sor Paulina Espinoza Barba[6]. La congregación va a regentar el colegio hasta la actualidad. Ella va a realizar sus estudios secundarios entre 1970 y 1974, y el espíritu dominico va a influir en su vocación. Según los datos biográficos ofrecidos por su hermano Teodoro, Edith realiza estudios de administración por tres años y luego, por su fuerte vocación, se enrumba hacia nuestra ciudad para ingresar al Noviciado de las Dominicas de la Inmaculada Concepción en 1978. Estuvo en labores religiosas en Chincha, Arequipa, Trujillo y Lima. Falleció el 31 de enero del 2013.
El libro está dividido en tres partes:
1)    La primera parte contiene dos dedicatorias, una anónima y una segunda ofrecida por la poeta sullanense Luz del Carmen Arrese Pacherres, poeta autora de dos poemarios, Retorno de los latidos y Canicas de Papel[7]. Las reflexiones de una escritora, a las cuales llama Auscultando las huellas de la luz, nos acerca a la visión íntima de una escritora que utiliza el lenguaje para evidenciar una fe, principio que rige a todo hombre y mujer religiosos. Tomando las palabras de Carmen Arrese, el contenido del libro es “[...] una doble convicción, producto de una percepción paralela, la del alma y la del cuerpo [...]”. En esta primera parte, además leemos un poema SUEÑOS en los que la poeta rinde homenaje a la Congregación Dominica. Y para culminar con la primera parte del libro, tenemos dos biografías y una autobiografía. La primera, bastante escueta, es la narración puntual del hermano menor y penúltimo de la vasta fraternidad. La segunda biografía es hecha por la Hna. Elfi de María Pozo Aguilar a quien le dedica una copla que hallamos en el libro entre las páginas 115 a la 117. La Hna. Elfi ofrece más un testimonio del intenso vínculo que hubo entre ambas y nos da una propia visión del trabajo realizado por la Hna. Edith.  Y por último, una autobiografía, que en realidad es una generosa descripción de los orígenes de su familia, remontándose al árbol genealógico de ambos padres. Así nos nombra a sus abuelos y tíos paternos y maternos. Asimismo nos transmite ese amor que tiene nuestra artista por la naturaleza, que como ya comenté líneas arriba, se vuelve en un referente obligado para expresar su mundo interior. Además nos narra sucintamente de una los restos arqueológicos más olvidados de nuestro país: Incawasi, ruinas incaicas  cerca de Lunahuaná. De manera indirecta, nos menciona ese campo de oportunidades que significó la creación de la represa de San Lorenzo en el Chira.
2)    La segunda parte es la parte poética. Su poesía es escrita en verso libre, tanto en métrica como en rima, igual en su cadencia acentual. Esta encierra dos grandes poemarios en sí por su unidad estructural: Estación del Silencio y Alma de Algarrobo. El primer poemario cuenta con 25 poemas, por ella misma numerados. Es un poemario muy personal, elegíaco, escrito en el proceso de asimilar la muerte de su madre. Desconozco la fecha de este lamentable suceso, y los poemas carecen de las mismas también. Influida por tan duro evento, advierte a los lectores en la página 37 con una introducción Antes de avanzar. En el último párrafo del mismo dice: “Si has vivido la Estación del Silencio, comprenderás el silencio de mi estación […]” y termina con una frase conmovedora: “Entra con los pies descalzos al santuario de mi alma que está abierto para ti”. Los poemas podríamos distribuirlos entre íntimos, referentes al alma, como los poemas I, VIII, XIII, XIV y XIX; y aquellos que se refieren a los elementos prestados de su entorno, sobre todo la naturaleza. Así evoca su casa, los brazos de su madre, los olores que la recuerdan, las aves, el agua, los elementos naturales que la acompañaron en su niñez y juventud, sobre todo en el poema III. El poema XXV es su Ars Poética, es su testamento como mujer escritora. El poema XII, uno de los más interesantes de su primer poemario, tiene fuertes evocaciones del poema “A mi hermano Miguel”[8]. Incluso el poema V está teñido de un impresionismo realista por la forma cómo describe el paisaje. Esta actitud también la vemos en el segundo poemario, Alma de algarrobo, el cual está constituido por 16 poemas. Es un canto a Sullana; hace descripciones impresionistas de los elementos naturales vivos del paisaje sullanense: los algarrobos, el chilalo, el cuculí, los cocoteros (el cual recibe dos poemas) y sus frutos, el chivillo (ave de plumaje muy negro), el famoso Piajeno, a quien describe, como Juan Ramón Jiménez en Platero y yo, con mucha ternura como el caso del poema L2. Hay dos poemas, uno de carácter histórico: Alma de capullana, homenaje a la mujer de Sullana; y el bello poema El churre de ayer. Encierra vocablos típicos de Piura. Cierra este poemario con Tu nombre hermoso, Sullana, que condensa la toponimia con sus memorias de la ciudad de su vida. 
Concluye este bloque con dos poemas teológicos, un bloque de 8 poemas reunidos bajo el nombre de Líneas sueltas y las coplas dedicadas a la Hna. Elfi por sus bodas de plata.
3)    La obra en prosa está dividida en dos partes: la primera consta de diversas obras narrativas entre crónicas de viaje (Misión Atahualpa), impresiones de actividades realizadas en su misión religiosa, unos reportajes escritos por su actividad en el Capítulo Provincial, reunión de la congregación, realizada en Lima en el 2008. En esa oportunidad, se hace pasar como una reportera que escribe bajo el seudónimo de DIC. Además, escribe una breve pieza de teatro en homenaje a Rosa de Oliva, Santa Rosa de Lima. La segunda parte es un estudio detallado de la fundadora de orden  de las Hermanas Dominicas de la Inmaculada Concepción, Eduviges Portalet. Ella fundó la orden en 1884. Fue una religiosa muy activa y tuvo presencia en suelo americano en 1889, en Ecuador. Luego sus religiosas llegarán al Perú, fundando en 1898 el Colegio Santa Rosa en Trujillo.[9] Su obra narrativa tiene momentos hilarantes y de buen humor, como la descripción que hace de su viaje a Bambamarca (pág. 128) o el manual para los sullaneros (pág. 131)
Fue una mujer que usó la palabra para hallar la luz en la vida y se las otorgó a muchos más.
Muchas gracias.





[5] DE LA CRUZ CUZCANO, EDITH. Legado de Luz. Palabra y obra para la eternidad. ENFOKO, Lima, 2014.
[7] CABEL, JESÚS; MURAL BIBLIOGRÁFICO DE LA POESÍA PERUANA SIGLO XX, Asamblea Nacional de Rectores, Lima, 2009

miércoles, 6 de noviembre de 2013

LA FRANCIA DE VALLEJO

“Los hijos se parecen más a su tiempo que a sus padres”
Proverbio árabe

LA FRANCIA DE VALLEJO

Conferencia presentada por mi persona en homenaje a César Vallejo

Cuando César Vallejo dejaba el Perú por barco con Julio “El Chino” Gálvez Orrego el 17 de junio de 1923  en dirección a Europa para nunca más volver con una moneda de oro de 500 soles[i], el viejo Continente era un campo de experimentos políticos y sociales que iban a configurar el mundo contemporáneo que hemos heredado. La tendencia a la idealización y la sacralización de personas que admiramos no nos permiten ver el contexto que les tocó compartir y las circunstancias de cotidianeidad que, en este caso, experimentó nuestro vate en su periplo geográfico y humano vivido desde su llegada a la capital francesa hasta su muerte el 15 de abril de 1938. Gracias a la iniciativa de su amigo Julio Gálvez y su desprendimiento, este cambió su pasaje de primera en barco por dos de tercera; así Vallejo se alejó del Perú dejando atrás injustas demandas que aún el día de hoy ensombrecen su imagen.  Desde su arribo a París el 13 de julio del año 23, César Vallejo vivió una serie de vicisitudes, producto de su posición como emigrante de ajustados recursos y desconocedor del francés, situación que fue mejorando con los años;  así como de las turbulencias políticas y sociales coyunturales que terminarían por estallar en la segunda guerra mundial, conflicto declarado desde inicios de la década de los 30, pero oficialmente reconocido desde el 1 de setiembre de 1939.
No quiero entrar en un análisis interpretativo de la obra de Vallejo, no tengo autoridad para hacerlo; pero quisiera contribuir en el campo de la hermenéutica para una mejor interpretación de su obra y una mayor comprensión del Vallejo humano que vivió una serie de situaciones adversas, las cuales muchas veces no le hicieron placentera su vida el momento que le tocó vivir; y, más aún, tomando el concepto de que el artista es un vaso comunicante entre los hombres y la belleza que le permite trascender por encima de la vida prosaica que a todos nos corresponde. Vallejo es ese vaso comunicante que abrió un nuevo lenguaje para una gran masa humana silente que esperaba una voz. Ya un pensador contemporáneo a Vallejo y también conocedor de su obra, José Carlos Mariátegui, había visto en nuestro poeta el creador de una nueva estructura comunicativa que se adecue a los nuevos cambios. Mariátegui le permitió publicar en la revista Amauta diversas colaboraciones enviadas desde Europa. Además incluyó su aguda reflexión sobre la poética vallejiana en su obra capital 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana[ii], precisamente en el séptimo ensayo, capítulo XIV.  Se puede, también, ahondar en la obra narrativa no literaria de Vallejo a través del trabajo hecho por el investigador Jorge Puccinelli[iii] quien realizó, en vida, una exhaustiva revisión del trabajo intelectual y periodístico que Vallejo redactó para la revista Mundial y el diario El Comercio de Lima entre otros.  Identificados ideológicamente en el tiempo, Mariátegui, en su obra El artista y la época[iv], nos acerca una herramienta de comprensión a la creación de un hombre que resume, sintetiza su tiempo, y que vislumbra los cambios sociales necesarios. Vallejo es un hombre de su tiempo; visionario, sí; pero también un hombre que encarna las luchas ideológicas que sacuden a Europa en esos momentos. Su acercamiento a la doctrina comunista, así como su profundo rechazo al fascismo galopante que asolaba a muchos países del viejo continente nos muestran su marcado compromiso con el hombre y la sociedad de su tiempo. Tal como leemos el breve ensayo de George Lambie, El pensamiento político de Vallejo,[v] el artista se preocupa por la historia que le está tocando vivir. Como escribe Lambie, Vallejo ya había tenido un desarrollo político en nuestro país en su juventud; pertenecía a una generación preocupada por la búsqueda de una identidad nacional. No pertenece a ese grupo de artistas del torremarfilismo que comenta José Carlos Mariátegui[vi], claramente desdeñado por este intelectual; Vallejo no es un artista encerrado en su torre de marfil, aislado y ajeno a los problemas que aquejan a los hombres; Vallejo pertenece al grupo de artistas, hombres y mujeres, que se sumaron a las causas sociales. Eran hombres y mujeres testigos activos de su tiempo.
Pero, ¿cuál es esa época que le cupo vivir a César Vallejo?
Pese a la actual revolución tecnológica que nos hace creer que todo tipo de cambio se realiza por segundos, la historia nos ha demostrado que los cambios sociales son, pese a todo, lentos. Y estos se generan en todos los estratos de una sociedad. Tomemos cualquier postulado de las teorías del cambio social y las mismas nos darán la razón sobre estos mismos que pueden tener una nueva visión paradigmática o una revolución profunda que cambie sus estructuras, como las explica Pior Sztompka[vii]. Pero, ¿cuáles son esos acontecimientos que envolverán a Europa, a sus ciudadanos, a su cultura, a Vallejo? Podemos identificar cuatro grandes acontecimientos: la primera guerra mundial, oficialmente culminada cinco años antes de que nuestro vate llegase a París; el ascenso del fascismo y nazismo; la revolución bolchevique que daría el nacimiento de la extinta Unión Soviética; y la guerra civil española, cruenta guerra fratricida en la cual estuvo directamente involucrado. Basándome en las reflexiones de Lambie, con los dos primeros acontecimientos, Vallejo acentuaba en sí el pesimismo por ver una Europa y la civilización occidental en decadencia, tal como se planteaba en el libro de boga La decadencia de occidente (1928) de Oswald Spengler. Como anécdota queda que ese mismo año, Vallejo deja de pertenecer al APRA y pasa a formar parte del nuevo Partido Socialista Peruano; este giro le permitió ver una esperanza para un nuevo mundo en los dos últimos grandes acontecimientos.
Quisiera focalizar mi exposición en el primer gran acontecimiento, el cual ha de cambiar, incluso, el mapa intelectual de Europa de entonces. Los otros acontecimientos ha sido abordados por diversos investigadores peruanos y extranjeros a través del estudio de la obra de César Vallejo o su identificación ideológica, como bien lo hizo David Sobrevilla en su investigación César Vallejo, poeta nacional y universal y otros trabajos vallejianos; su viuda, Georgette Vallejo, entre otros
La primera guerra mundial o la llamada Gran Guerra es un gran acontecimiento humano que influirá en el imaginario social. Este conflicto mundial cambió completamente la geopolítica europea y fue el primer gran movimiento masivo de personas y también la primera gran masacre colectiva realizada en el espacio de cinco años[viii].  Es la primera gran muestra de la globalización efectiva de nefastas consecuencias. Extrañamente el campo de acción bélico fue bastante reducido (en comparación de la segunda guerra mundial, veinte años después): el campo de batalla se circunscribió al noreste de Francia, parte del territorio belga, en algunas regiones de Polonia, norte de Italia y zonas focalizadas en Serbia. Con los detalles expuestos sobre los costos y pérdidas de la maquinaria productiva de cada nación envuelta en este conflicto, la guerra no significó muchas alteraciones en sus economías. Muchas florecieron y recobraron su brío pocos años después. El injusto castigo impuesto a Alemania por sus intenciones de querer entrar en el grupo de los grandes imperios no fue por causas de pagar las pérdidas ocasionadas a los países vencedores del conflicto.  Además es una guerra de medios que convocan a los hombres a ir al campo de batalla; es una guerra en la que la información es recibida por los medios impresos, que también fungen de propaganda; y los líderes gubernamentales se ven pronto envueltos en la contienda de manera expuesta. Se dirigen a sus pueblos, son cabeza de una campaña enfervorizada contra el enemigo. Es una guerra en la mente de la gente. De ahí su gran repercusión. Es una guerra de los pobres y los ciudadanos de pie que van a caer en las terribles trincheras de Verdun, Somme u otros nombres que causan una dolorosa recordación. Entre las consecuencias, una vez terminado el conflicto, se tiene un nuevo mapa de Europa con la desaparición del gran Imperio Austro-Húngaro y el Imperio Otomano, así como la transformación del extenso Imperio Ruso en un conglomerado de soviets que se convertirá en la Unión Soviética;  la fugaz aparición de la joven Alemania en el concierto mundial y su absurda rendición en esta guerra traerán lamentables secuelas a toda Europa y el mundo en general un par de décadas posteriores; irónicamente los dos imperios coloniales dominante en ese entonces,  Gran Bretaña y Francia, alcanzan su cenit, pero también inician su acelerada decadencia. Francia se vio debilitada por esta guerra en cuanto a sus planes geopolíticos, mientras que Gran Bretaña se vio algo favorecida por la anexión de los territorios perdidos por la desaparición del Imperio Otomano. Pero la intervención de los Estados Unidos en suelo europeo ya es un indicio de lo que vendría. Esta guerra replantea los roles continentales. EE.UU, un país de ultramar interviene por primera vez en Europa, lo que lo convierte en una gran potencia del orbe; por otro lado, vemos los inicios de la expansión japonesa en Asia y un hecho importante: la amenazante realidad comunista que tuvo su primera manifestación concreta en la Rusia de entonces. En muchas partes, durante los años 20, la bandera roja flamea en lugares tan diversos como el ayuntamiento de Glasgow en Escocia, en fábricas italianas o en las duras huelgas generales en Gran Bretaña, Francia o Alemania. El peligro rojo precipita el surgimiento del fascismo y el nazismo[ix]. Quisiera resaltar que este contexto llamó mucho la atención a Vallejo, como lo menciona Greg Dawes en su artículo Neruda y Vallejo ante la vanguardia.[x]
Pero, ¿cómo afectó esta gran guerra al ciudadano simple en sociedades que estuvieron involucradas en la guerra y que forman parte del inconsciente colectivo actual? El próximo año, Europa se prepara para recordar el primer centenario del inicio de la Gran Guerra. La intelectualidad europea de esas décadas participó directamente o indirectamente en la conflagración. Grandes escritores franceses fueron enviados al frente y ellos mostraron, a través de sus diarios, novelas, poemas o ensayos, l´état d´esprit, el estado del espíritu de la época, de su tiempo. Así tenemos una vasta producción literaria hecha por autores como Maurice Genevoix, Roland Dorgelès, Henri Barbusse, Charles Péguy, Henri Fournier, Louis Aragon, Guillermo Apollinaire, Louis Pergaud, Blaise Cendrars, Maurice Barrès, Jean Giono, Marcel Proust, Georges Bernanos, Romain Rolland, Alphonse de Châteaubriand, Céline, Jean Cocteau, entre otros[xi].  Sus desgarradores manifiestos en novelas, poemas, crónicas de guerra o partes periodísticos nos muestran la crueldad de esta contienda, el sinsabor de saberse abandonados en medio de bombardeos de obuses o francotiradores. Testimonios como Viaje al fin de la noche de Céline o varios poemas del poemario Caligramas de Apollinaire nos muestran la condición y soledad de hombres que fueron al campo de batalla con una ilusión y que van descubriendo amargamente que son olvidados o carne de cañón. En las agudas reflexiones de Ferdinand Bardamu, una especie de heterónimo de Céline, advierte lo que la guerra es para el hombre cotidiano, la manipulación de los poderosos y la absurda pasión nacionalista que arrastra a la humanidad a acciones sin sentido. Muchos de ellos cayeron heridos y acentuaron su espíritu antimilitarista o antisistema.
Pero no solo Francia mandó al frente a su intelectualidad. La campaña de adormecimiento civil acalló a las mentes pacifistas y predominó el espíritu bélico. Gran Bretaña envía a poetas o hijos de grandes pensadores. El poeta Robert Graves sobrevive a la batalla de Loos, pero el hijo de Rudyard Kipling, John morirá en combate, como le sucedió a la joven promesa Rupert Brooke. Coincidencias de la vida: el famoso poema If fue dedicado especialmente por Kipling para su hijo. Los versos iniciales de este poema se volvieron premonitorios:
Si puedes conservar tu cabeza cuando todos los demás pierden la suya y te culpan por ello.
Kipling, un hombre que creía en la grandeza del imperio, que apostó por la misión salvadora de su nación y que había usado su influencia para apoyar a su hijo, miope y limitado para las órdenes, se vio con triste realidad de que su hijo varón había sido una víctima más de esta hecatombe humana. Su cuerpo jamás será hallado, pese a las gestiones de su desamparado padre. A pesar de todo, siguió apoyando la causa a través de los medios, como hicieron también Arthur Conan Doyle, H. G. Wells y Chesterton. Este último se prestó para reclutar a irlandeses, católicos, bajo el mando británico. Se estaba creando el odio contra los bárbaros teutones. Pero por el lado alemán, también su intelectualidad se ve envuelta en esta fiebre bélica. Dos grandes voces sobrevivientes, pacifistas a su manera, escriben notables novelas que conmoverán al mundo: Sin novedad en el frente (im Westens nichst neues) de Erich Maria Remarque y Tormentas de Acero (In Stahlgewitter) de Ernst Jünger. La segunda novela fascinó a muchas personas ligadas al nazismo, pero siempre se mostró independiente y sobrevivió como pudo a la locura nazi; mientras que la primera novela y su autor sacaron provecho al espíritu antibélico de postguerra y asentó en los Estados Unidos para vivir cómodamente su sueño americano gracias a las regalías obtenidas por la venta de los derechos de su novela al cine de Hollywood[xii].
Hubo personajes polémicos que ensalzaron la guerra, como el polémico Gabrielle D´Annunzio, poeta que con sus ideas no solo artísticas, sino políticas han de crear las bases de otra lacra que llevará a Europa a una segunda guerra mundial: el fascismo. Para este poeta, la Gran Guerra era una forma de galantería. Amaba su posición de subteniente en la guerra. Pero por otro lado, otros literatos venidos de América describirán a esta como una acción incomprensible para el genio humano: Hemingway.
Este acontecimiento creó un nuevo mapa europeo y mundial por dos décadas. París se volvió una ciudad que recibía a todos los ciudadanos del mundo. Sin embargo, pronto se verá envuelta en problemas sociales, políticos y económicos. El gran crack capitalista del 29 en EEUU tocará las puertas de Europa y golpeará a las poblaciones más vulnerables. Vallejo acentúa su acercamiento al comunismo como lo hemos expuesto. Este movimiento atraía, cada vez más, a cientos de artistas e intelectuales, y Francia reaccionó. Vallejo fue expulsado por su afiliación comunista y por haber estado hasta tres veces en la Unión Soviética[xiii], producto de lo cual escribió el libro Rusia en 1931[xiv]. El París de esos años era un hervidero de creatividad e intelectualidad, como también lo era Berlín. Ambas ciudades, capitales de naciones que habían vertido mucha sangre de su juventud trataban de recuperar. Pero la sombra de la inestabilidad social, la increíble inflación alemana, el surgimiento de movimientos comunistas por diversos países tendrán en zozobra a las inestables naciones. El compromiso y la identificación ideológica de César Vallejo se van a acentuar durante las visitas a España, nación que estaba atravesando una crisis por la declaración de la Segunda República hasta el estallido de la guerra civil. Durante cinco años esta joven república quería modernizar y, como dice Georgette Vallejo, nuestro poeta que tenía dudas sobre su militancia debido a los ecos estalinistas que hacían cuestionar su pensamiento ideológico para asumir con dinamismo su militancia marxista incondicional. Era un hombre de su época[xv].
Espero que estos datos, genéricos aún, nos sirvan para entender más su producción literaria, sea en verso como en prosa. El acercamiento a diversos intelectuales en París o en sus visitas a España o Unión Soviética, herederos de este mundo posbélico moldearon, quizá, parte de su obra que nos sigue deslumbrando.




[i], Ricardo Silva-Santisteban (1997) César Vallejo, Poesía Completa. Tomo 1, PUCP, Lima.
Georgette Vallejo (2012)  Allá Ellos, Allá Ellos, Allá Ellos,  UAP, Lima.
[ii] José  Carlos Mariátegui (2005) 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana, Biblioteca Amauta, edición 71, Lima.
[iii] Jorge Puccinelli (2002) Artículos y crónicas completos, PUCP, Lima.
[iv] José  Carlos Mariátegui (1978) El artista y la época, Biblioteca Amauta, edición 6, Lima.
[v]  George Lambie (Enero 2011-diciembre 2012) El pensamiento político de Vallejo, revista Norte, Instituto de Estudios Vallejianos, Universidad Nacional de Trujillo, No 17-18, Trujillo.
[vi] José  Carlos Mariátegui (1978) El artista y la época, Biblioteca Amauta, edición 6, Lima.
[vii] Pior Sztompka. Sociología del cambio social, Alianza Editorial, Madrid.
[viii] David Shermer (2004) World War I. Chancellor Press, Londres.
[ix]  David Shermer (2004) World War I. Chancellor Press, Londres.
[x] Greg Dawes (2008). Neruda y Vallejo ante la vanguardia, Nerudiana, Fundación Pablo Neruda, Santiago de Chile.
[xi] Le Figaro (junio 2013) Ceux de 14, les écrivans dans la Grand Guerre, Hors-série. París.
[xii] Jean-Louis Thiérot (2013) Vent de l´est. Ceux de 14, les écrivans dans la Grand Guerre, Le Figaro, Hors-série. París.
[xiii] Georgette Vallejo (2012)  Allá Ellos, Allá Ellos, Allá Ellos,  UAP, Lima.
[xiv] Alejandro Bruzual (2006) Los viajes de César Vallejo a la Unión Soviética: La dialéctica del vaso de agua. University of Pittsburgh, Vol. 4, No. 1, Otoño 2006, 23-39.
[xv] Georgette Vallejo (abril-diciembre 1999), Apuntes biográficos sobre “Poemas en prosa” y “Poemas humanos”, Norte, Instituto de Estudios Vallejianos, Universidad Nacional de Trujillo.