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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 12 de agosto de 2018

RULETA RUSA CONTRA LA MUJER (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 12 DE AGOSTO) LEY TRUNCA CONTRA LOS DERECHOS DE LAS MUJERES


Dos noticias llenaron los medios de nuestro país y del mundo: en nuestra sociedad ha surgido una fuerte oleada de xenofobia, la cual se ha expandido por las redes. A nivel internacional, un anacrónico rechazo por parte del Senado argentino a la aprobación de la despenalización del aborto consentido y asistido ha dado las espaldas a la sociedad de ese país y del mundo.
Durante y tras la discusión sobre esta posible ley que hubiera ayudado a miles de mujeres en condiciones extremas a mejorar un poco su condición de seres humanos y darle una pequeña luz de calidad de vida, diversos grupos en “favor de la vida” sostienen argumentos en los que la mujer como tal no tiene ninguna presencia. El mero envase en el que se convierte la mujer le resta cualquier derecho para poder planificar su vida, muchas veces destrozada por momentos dolorosos que les toca vivir: acoso familiar (padres, tíos o primos que embarazan a una menor aterrada), violación o prostitución. Hasta donde yo sé, la familia planifica la prole que va a tener. Es un acuerdo en común que le permite a la pareja poder ofrecerle al hijo que venga no solo amor, sino calidad de vida y condiciones para su desarrollo. Esto es lo óptimo, sentido común, sensatez. Pero las situaciones duras que proliferan en nuestras sociedades muestran la verdadera cara del horror para miles de mujeres indefensas no solo previo o durante un ataque que vulnere sus condiciones mínimas de seguridad y respeto, sino también tras los ataques de cualquier índole. Por ejemplo, una mujer violada no solo recibe una asistencia mediocre o nula por parte de las autoridades competentes, sino que llegan a culpar a la víctima de ser la propiciadora de la situación. Podemos extender esta situación delicada a los casos de pederastia. Tanto así que incluso ha habido y hay autoridades eclesiásticas que emiten juicios derivando la culpa a la mujer y al niño de ser los incitadores de la violación. El mito de Eva ad aeternum. La iglesia, alarmada por esta impactante realidad, ha comenzado lentamente a reaccionar. Es algo.
Pero lo más preocupante, alarmante es saber que muchas de las personas que claman defender la vida, posteriormente se desentienden totalmente del niño y la mujer. Les cierran todas las posibilidades de soñar por algo mejor. No apoyan causas para acoger niños nacidos bajo estas condiciones; no apoyan en crear centros de apoyo psicológico para mujeres en riesgo; no fomentan una transparente educación sexual en los colegios para que tanto niños y niñas, futuros hombres y mujeres, conozcan su cuerpo, sus riesgos y posibilidades. Deberían ser los promotores de crear condiciones para una mejor calidad de vida. Hay que oír el descontento de la gente. Irónico es saber que muchos de esos defensores de la vida apoyan causas como la institucionalización de la pena de muerte, son homofóbicos o promueven la xenofobia pidiendo la expulsión de venezolanos que llegaron buscando una vida mejor.

domingo, 8 de abril de 2018

DESAZÓN SOCIAL (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 08 DE ABRIL)


En una reciente presentación sostenida por un amigo invitado a hablar sobre la publicidad, la propaganda política y el lenguaje persuasivo a varios estudiantes del colegio en que trabajo, esta culminó con una honda y fuerte reflexión de lo enferma que se halla nuestra sociedad. La nuestra presenta una anomia social permanente a la cual todos nos hemos acostumbrado, sea por desidia, cansancio o por mera ignorancia. Tras una serie de dinámicas y explicaciones, estas anomias fueron desnudadas a los jóvenes quienes cayeron en cuenta de la forma en que somos engañados o aceptamos como normal ciertos patrones de comportamiento que en otras latitudes serían consideradas como aberraciones, más que frivolidades.
Los ejemplos fueron directos y concisos: una sociedad que se preocupe más por una colección de figuritas de un álbum o convierta en un absurdo debate la canchita que se vende o no en salas de cine; en vez de habernos centrado en la vacancia o renuncia del expresidente Pablo Kuczynski, o en la situación penosa en la que se encuentra el desastroso Congreso de la República, el cual se ha convertido en un grupo de personajes de toda laya dudosa; todo esto pinta de cuerpo entero la absurda sociedad en la que nos hemos convertido. Lastimosamente ese es el retrato de una sociedad que reclama derechos a gritos, pero que corrompe a quien pueda con el fin de lograr una prebenda o evitar alguna sanción. El derrotero de muchas personas es cómo sacar la vuelta a la regla, a la ley; sin embargo, se rasgan las ropas cuando piden que la ley le sea aplicada con rigor y sanción cuando esta les favorece. Somos la sociedad que premia al más vivazo y sanciona al que trata de cumplir las normas y leyes como es debido. La sociedad que tiene un microbusero con más de 20 papeletas y sigue al volante de un vehículo que es más un arma que una herramienta de trabajo. Hablaba con una amiga alemana que era absurdo pagar arbitrios y predios por adelantado o puntualmente, puesto que luego venían las famosas amnistías tributarias que permitían que muchos vivos paguen sus deudas en cuotas irrisorias. Estas costumbres las vemos reflejadas cotidianamente en los líderes que conducen nuestro país y que se apañan, entre ellos, delitos y gruesos errores en contra de la población que los puso en un curul. El hecho de haber encubierto a la congresista Yesenia Ponce ante tal evidencia de corrupción es una muestra más de esa actitud por la cual hay desconfianza total por estos representantes, algunos de los cuales muestran un cinismo inconmensurable. Sin embargo, ellos están mostrando con sus hechos la misma catadura que vemos entre nosotros, los ciudadanos.
Pero hay una juventud que despierta cada vez más y tienen una actitud más crítica antes estos hechos. El caso de San Marcos, con sus bemoles, es uno de ellos. Varios jóvenes están encarando frontalmente las acciones incorrectas de líderes y adultos que no son capaces de ser consecuentes con lo que predican y hacen.

domingo, 28 de agosto de 2016

GASTOS ILÍCITOS (EN RELACIÓN A LAS TRANQUERAS DE NUESTRAS CALLES, ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 28 DE AGOSTO)

Hace unos días, coloqué en las redes sociales una opinión que generó cierta polémica y que me gustaría compartir por este medio, puesto que concierne a todos los ciudadanos y que es motivo de discusión entre todos ellos ante la acción dubitativa de las autoridades de nuestro país. El uso de tranqueras en casi todas las ciudades peruanas es una muestra de ese caos social en el que nuestra sociedad se ha sumido en las últimas décadas siendo el argumento principal el de la seguridad no otorgada por el Estado o los Gobiernos regionales o municipales de tal o cual ciudad. En la actualidad, ha surgido una nueva justificación para su uso: cortar el paso al transporte público que rompe la paz del vecindario.
Uno al leer el Artículo 2 del Capítulo I de  la Constitución Política del Perú se puede identificar cuántos derechos son vulnerados por el uso de esta medida: 1, 2, 11, 14, 15, 16, 22, 24 (a, b); en el Título II, Capítulo I, la debilidad o ausencia del Estado en cumplir el Artículo 44 hace que grupos ciudadanos trasgredan el Artículo 45. Además, las trasgresiones se amplían cuando vemos a muchos ciudadanos que se ven forzados a aceptar (hasta de manera unilateral) el empleo de estas en su calle o vecindario. Así tendríamos casi todos los artículos del Capítulo III de nuestra Constitución.
Pero vamos al sentido común. Debido a la debilidad de los organismos competentes a validar los derechos de todos, el uso de muchas calles y parques de diversas urbanizaciones de nuestra ciudad ya son de uso exclusivo de un grupo de vecinos e, incluso, de uno solo. Ante tal anomia social, ese espacio se vuelve privado. Una suerte de ley del Medio Oeste del siglo XIX o de Uti Possidetis iuris interno. Sin embargo, los organismos públicos se ven obligados a cumplir con otras responsabilidades sobre estos espacios a los cuales el grueso de ciudadanos está literalmente prohibido de acceder. Tal es la incertidumbre sobre estos espacios que ya muchas compañías de taxis o de servicio de entrega a domicilio han preferido rescindir sus responsabilidades en dichas zonas. No es nada raro que haya personas que son dejadas en las tranqueras para que caminen dos o tres cuadras para acceder a su objetivo final. Y ni imaginarse de lo que pueda pasar en una emergencia como un sismo o incendio.

Como ciudadano contribuyente exijo que mis impuestos sean derivados al bien común, no al bien de un privado o privados. ¿Por qué debe la comunidad de reparar o asfaltar una calle a la cual solo acceden 4 o 5 vehículos? Desde un punto de vista pragmático, estas son responsabilidades que le competen a los usurpadores que ejercen como dueños de tales espacios. En estos momentos en que se debe de ser cuidadoso con el buen uso de un erario público, cualquier ciudadano en su derecho puede exigir y demandar por gastos ilícitos o uso doloso de fondos públicos para beneficios de pocos. 

domingo, 14 de agosto de 2016

EL ABUSO DEL DERECHO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO AGOSTO 21)

En los últimos años, gracias a un movimiento mundial centrado en el respeto de los derechos esenciales de la persona, la sociedad peruana ha ido experimentando una serie de cambios positivos para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos en la búsqueda de hacer respetar los derechos básicos y resarcir hechos errados en el pasado con el fin de lograr una sociedad más justa y digna. Diversos estados del mundo se han ido adhiriendo a propuestas filosófico-jurídicas para proteger a sus ciudadanos y darles la seguridad de poder cubrir sus necesidades básicas. Este es el ideal de todos los hombres y mujeres que pueblan el planeta. O, por lo menos, el de la mayoría.
Sin embargo, la realidad suele distar de esta suerte de aún entelequia por diversas razones. En su realización, vemos diversas situaciones por las cuales los derechos no son aplicados en su cabalidad. Las razones son muchas, siendo el principal condicionante, lo económico. Sería largo discutir esta causa en un espacio como este. Vayamos, eso sí, a una reflexión sobre lo cotidiano. El motivo del origen de muchos conflictos diarios se da por el escaso conocimiento o una información tergiversada que se ha impartido en las personas sobre la aplicación de tales derechos personales. La presencia de derechos individuales va acompañada de los colectivos, puesto que el reconocimiento y la aplicación de mi individualidad y mis derechos se dan en cuanto en interrelación con más individuos, con una colectividad. El equilibrio entre lo personal y lo colectivo es lo que debería de regir nuestras vidas, las relaciones armoniosas. Pero, la corrupción y el afán de lucro han ido distorsionando las mismas. De un desamparo permanente que tenían diversos sectores de la sociedad se ha pasado a una sobreprotección nada saludable que es explotada por cientos de personas inescrupulosas, creando entornos jurídicos para beneficiar a aquellos evidentes trasgresores de las más mínimas leyes de convivencia. No solo hay delincuentes probados que salen campantes e impunes a continuar con sus fechorías bajo raros y efectivos mantos legales, o choferes de transporte público que son unos verdaderos asesinos del volante y siguen manejando en una ciudad convertida en una jungla por sus bravuconadas; también hay una serie de ciudadanos simples que han hallado en estos vacíos formales la posibilidad de generar una renta permanente o justificar su accionar trasgresor con sus vecinos, sus círculos sociales o los círculos de otros. No es el sentido del derecho lo que persiguen las más de las veces, sino las pingües ganancias que obtendrán gracias a la colusión con personajes oscuros del mundo judicial.

La educación ciudadana debe de formar a los individuos para defender de sus derechos; también honrar sus obligaciones y ser consciente que sus acciones deben de tener una consecuencia; estas dos últimas son frecuentemente olvidadas. Una amnesia intencional, obviamente.