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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 17 de junio de 2018

CIUDAD EN CUIDADO INTENSIVOS (ARTICULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO) POSTULACIÓN DE LARGA DATA


En reciente reunión gracias a la convocatoria realizada por las autoridades competente para ver los avances hechos por su gestión para el rescate del Centro Histórico, se planteó una serie de requerimientos y compromisos de la sociedad civil y sus diversas instituciones con el fin de aspirar a que nuestra ciudad sea una candidata potencial a ser Patrimonio de la Humanidad. Estos avances se han centrado en más una parte operativa y de relaciones con el fin de colocar a Trujillo a ser considerada como tal, como lo son las ciudades de Lima, Cuzco y Arequipa en el Perú. Trujillo ha pugnado desde inicios de este siglo en lograr esta condición en cierto modo privilegiada que le permitiría trabajar de manera más ordenada entre los actores sociales, empresariales y culturales de la ciudad, y alcanzar fondos internacionales a los cuales no puede acceder en la actualidad por no cumplir con numerosos requerimientos que nuestra ciudad y sus ciudadanos deben de cumplir antes. Los intentos previos no consideraron de manera global y articulada todos los espacios geográficos sociales, físicos y culturales que se interrelacionan con la parte histórica de Trujillo, tales como lo son Moche, Huanchaco, Chan Chan y todos los demás elementos geográficos relevantes como el valle y río de Moche y el cerro Campana. Algunas de estas locaciones están en situación crítica, sea por el trato inadecuado del conjunto de conforma el gran cerro Campana, Huanchaco y sus totorales que mantienen cierta disputa con el proyecto Chavimochic; y, por otro lado, la crisis que sufre nuestro litoral con la famosa erosión costera, uno de cuyos factores decisivos es el famoso molón del puerto de Salaverry. Estos detalles deben de ser aclarados y expuestos a la sociedad civil para tener una visión de lo que nos espera como ciudad. Durante la reunión, además, se expusieron puntos muy interesantes y apremiantes para trabajar inmediatamente como el de la sensibilización a toda la población trujillana (no solo la que habita en el Centro Histórico) y la necesaria y urgente coordinación entre las empresas e instituciones que ejecutan obras en sus calles. En la reunión se comentó sobre el lamentable estado en que se hallan las calles y veredas de la ciudad al verse rotas por una u otra empresa que necesita colocar, reparar o remover instalaciones sin haber coordinado entre ellas para haber realizado una acción conjunta en la apertura de la infraestructura vial de la ciudad.
Como ciudadanos debemos de exigir una serie de puntos para que nuestra ciudad se convierta en una ciudad digna para todos sus habitantes y no la tierra donde cualquier vecino haga lo que se le antoje. Además, debería de exigirse una correcta reconstrucción de este espacio, como es el caso del ansiado alcantarillado para una ciudad que se está tropicalizando más cada año. Esto es mucho más importante y urgente que estar pendiente de eventos momentáneos simpáticos.

domingo, 21 de enero de 2018

FRANCISCO EN SUDAMÉRICA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO DOMINGO 21 DE ENERO)

El día de hoy, domingo 21, el papa Francisco culmina su primera visita a nuestro país (la vigésimo segunda a nivel mundial) en un periplo iniciado el lunes 15 inicialmente en Chile. Un total de seis días para ver la realidad de esta parte del continente y sus grandes problemas, de los cuales algunos de ellos atañen directamente a la iglesia católica. Esta visita, a diferencia de las que realizó el conservador papa Juan Pablo II, sucede en contextos históricos distintos, aunque las causas de algunos problemas de entonces sean idénticos. Por ejemplo, el Norte peruano se recuperaba lentamente del desastroso Niño del 82-83; ahora estamos saliendo aun lentamente del Niño costero del año pasado, pues de la anunciada y ansiada reconstrucción se ha hecho poco. También hay otro contexto histórico mundial: Juan Pablo II era en cierta manera producto de una reacción a la bipolaridad de los rezagos de la Guerra Fría que culminaron con la caída del Muro de Berlín. Esta situación permitió que ciertos líderes bastante cuestionados no hayan sido abiertamente censurados como es el caso de Pinochet, con cuyas víctimas o sus descendientes Francisco se ha tenido que reunir en Santiago de Chile. La visita de Francisco a nuestras tierras está enmarcada, pues, en un momento bastante diferente, con una sociedad que quiere y debe de reclamar más justicia, la cual debe de ser velada por la Iglesia Católica como parte de su compromiso. Este viaje no ha sido muy agradable para el líder de la iglesia. En Chile el reclamo ha sido claro tanto por el espinoso problema de los crímenes sexuales cometidos contra jóvenes seminaristas, así como el trato contra las minorías étnicas, en este caso, los mapuches. Esas grandes heridas chilenas son las mismas que las peruanas. Los problemas en Chile se han confrontado de manera más directa; el problema de la pederastia removió las raíces de su sociedad; la pregunta cae por sí sola: ¿la sociedad peruana no se sintió tan afectada como la chilena? La intervención al Sodalicio es una acción tardía que ha pasado por agua tibia en nuestra sociedad, pese a toda la reacción mediática de entonces al respecto. Un punto álgido ha sido el abierto reclamo de las etnias amazónicas constantemente agredidas por diversas personas, empresas y entidades para poder usurpar sus ancestrales propiedades a estos, alguna vez llamados, ciudadanos de segunda. En un reciente viaje a Nauta vi un mural que mostraba escenas diversas entre ellas, las de una congregación religiosa que había cometido atrocidades entre la población aborigen en nombre de Dios. Francisco trae tras de sí una historia para Sudamérica.

Sin embargo, la iglesia acoge a muchas personas decididas a luchar por la condición humana; me hace recordar a Hubert Lanssiers, quien valientemente luchó contra las fuerzas del orden y los senderistas para rescatar a personas abandonadas en la locura de lo que fue el terrorismo en nuestro país. Lux in tenebris lucet.

domingo, 31 de julio de 2016

NUEVOS AIRES DE MODERNIDAD (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 31 DE JULIO)

El discurso emitido a toda la nación por el nuevo Presidente este 28 de julio aún resuena entre muchos peruanos y es motivo de comentarios de los más diversos. En los cuarenta minutos que duró el mensaje, se esbozaron algunas líneas troncales que serán el norte del nuevo Gobierno y que esperan el consenso de todos los peruanos, incluso de aquellos que dicen ser la oposición, pese a que tienen más puntos en común que de disentimiento. Las propuestas tuvieron que ser presentadas de manera general por ser un discurso que presenta lo que se quiere trabajar y sobre las que fundamentará su trabajo por este lustro.
Un punto de interés y que es vital para el país es el de la Educación. En su original Plan de Gobierno, se contempla una serie de detalles que abarcan a esta de manera global y articulada. Hay programas que se van a continuar con los afinamientos necesarios; pero la necesidad de retornar a ciertos cursos en el currículo escolar, importantes para la formación holística de un ser humano, es un buen anuncio. Un buen ejemplo es el caso del curso de Música. Para muchos, este curso no es más que un relleno en un plan curricular; sin embargo, además de incrementar la cultura y sensibilidad de cualquier niño o niña, es también una herramienta indirecta, pero efectiva,  para el aprendizaje de idiomas, uno de los puntos más débiles de nuestros proyectos educativos.  Un conocimiento básico de la tonalidad y la melodía aproxima a los jóvenes a nuevas lenguas con más ventajas que aquellos que tienen una pobre formación acústica. El sentido excesivamente utilitarista que prima en las personas e instituciones debe de dar un paso atrás para poder mejorar diversos índices educativos que nos avergüenzan continuamente. Otro curso que se debe de revalorar es Educación Cívica, curso vapuleado que, en muchos casos que conozco, su evaluación dependía de la participación de un alumno en marchas, ceremonias religiosas u otras actividades que exigían la presencia de este. Un curso como este debe de ser el constructor de la ciudadanía, por lo que debe de ser un cuestionador de los problemas sociales generados por la corrupción u otros defectos sociales. Su buena implementación va a permitir fortalecer el tejido social tan venido a menos en las últimas décadas; además de tener ciudadanos responsables y conocedores de sus derechos, permanentemente pisoteados en todos los campos sociales. Importante es haber oído sobre la necesidad de un retorno urgente de las humanidades en toda la educación de nuestro país. Estos cursos fortalecen la conciencia individual y colectiva de una sociedad. Hemos sido testigo cómo estos cursos han sido siendo desplazados paulatinamente de todos los currículos educativos, no solo escolares, sino en institutos y con mayor descaro en universidades.
Pero dicen que el infierno está empedrado de buenas intenciones. Espero que la voluntad nacional no sea que lo dicho quede en intenciones

domingo, 24 de julio de 2016

VOTO DE CONFIANZA (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DE TRUJILLO JULIO 24)

Faltan pocos días para el cambio de gobierno. Este 28 de julio, millones de peruanos estaremos atentos a lo que Pedro Pablo Kuczynski nos anuncie en su discurso, pues ciframos esperanzas de una situación mejor y que se aborden temas cruciales con más entereza y definición de lo que se ha venido haciendo en las versiones gubernamentales de las últimas décadas. Temas fundamentales como seguridad y corrupción, educación de calidad y una efectiva reducción de la pobreza, las tres íntimamente relacionadas, no han sido del todo directamente abordados por haberse dado prioridad a otros intereses que no eran de todo fundamentales para la sociedad peruana, sino a grupos de poder determinados. Solo basta ver los ataques y posturas en contra de la ley universitaria propuesta por el congresista Daniel Mora con el fin de monitorear la fábrica de títulos en la que se han convertido muchas universidades tanto públicas como, sobre todo, privadas. Las enmiendas económicas necesarias para formar las bases de una distribución más equitativa y una economía más dinámica han sido boicoteadas permanentemente aduciendo temores sobre alteraciones del “exitoso” modelo económico de las últimas décadas que ya está haciendo agua por diversos frentes. Estas demoras han impedido un desarrollo equilibrado en pro de un crecimiento que ha acentuado diferencias sociales y ha ahondado injusticias a lo largo del territorio peruano. La fe ciega en una economía extractiva y la pronunciada centralización política, económica y cultural de nuestro país nos están pasando la factura por no haber actuado en el momento preciso y por solo haber escuchado a determinados grupos de poder que tienden a lavarse las manos con relativa facilidad. Asuntos pendientes como una profunda reforma del Estado y una verdadera lucha contra la corrupción y el narcotráfico han estado en los pendientes de los últimos tres gobiernos de la casa de Pizarro. Además queda reparar ese descrédito que ha generado la dinámica política en grandes sectores de la sociedad peruana, pues en campañas electorales se promete una cosa y luego se procede a hacer otra.

El panorama tiene algunos visos poco prometedores por el variopinto Congreso con el que le va a tocar gobernar. Ya algunos de los congresistas han declarado su intención de ser una oposición a rajatabla e incluso ya ha habido algunos contubernios como los que hubo ancestralmente cuando ciertas alianzas entre partidos hacían borrón y cuenta nueva del pasado generando escándalos memoriosos, todo en pro de desequilibrar al nuevo estadista elegido. Además, ya estas alturas con un equipo de ministros anunciados, algunos personajes del nuevo gabinete ministerial ya han sacado varias ronchas como el caso de Cayetana Aljovín o la excesiva presencia de tecnócratas que hace temer una continuidad de lo vivido en los últimos gobiernos.
Pese a todo, 8'591,802 de peruanos estamos poniendo nuestro voto de confianza por un país mejor.