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Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal
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domingo, 4 de septiembre de 2016

RESTAÑANDO HERIDAS (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO DOMINGO 04 DE SEPTIEMBRE)

Esta última semana fui testigo de dos eventos que se enmarcan en esas décadas de guerra interna (1980 – 2000): la presentación del libro Señor Cioran de Luis Eduardo García y la sentencia dictada a los autores de la masacre de Accomarca hace 31 años.
Luego del retorno de la democracia formal en nuestro país con  la elección de Fernando Belaunde, un movimiento sedicioso llamado Sendero Luminoso hacía pública su presencia ante la comunidad peruana con la famosa  quema de ánforas en un pequeño pueblo llamado Chuschi un 17 de mayo de 1980. Para los que íbamos, por esos años, a diversas universidades nacionales o privadas en diferentes partes del país, este movimiento clandestino ya era conocido en los pasadizos y en las elecciones de Centros Federados o de representantes por aula. Lo digo por experiencia propia. Pero nadie les dio la debida importancia sobre sus oscuras intenciones: dar el gran salto. Diversos autores intelectuales, entre historiadores, antropólogos, sociólogos y periodistas, han tratado de hallar explicaciones para este movimiento al cual Simon Strong denominó “el movimiento subversivo más letal del mundo” (HarperCollins Publishers, 1992); los trabajos de Carlos Iván Degregori (El surgimiento de Sendero Luminoso, 1990) y Gustavo Gorriti (Sendero, historia de la guerrilla milenaria en el Perú, 1990) son libros obligados que todo peruano debe de leer y debe de incluirse como tema a ser estudiado en las aulas por nuestra niñez y juventud a pedido de muchos educadores. No solo la academia abordó este periodo oscuro de nuestra historia; el arte ha ido más lejos. Muchos artistas, por su vena social, fueron confundidos como terroristas. Cuando Juan Acevedo y su famoso Cuy aparecían entonces en el Diario Marka, o los diversos dibujantes y escritores bajo la batuta de Nicolás Yerovi publicaban Monos y Monadas, solo esperábamos que la censura o la prisión no fuesen el destino de alguno de ellos. O quizá una bomba. Dura fue la experiencia de Francisco Lombardi y toda su gente para filmar La boca del lobo; tuvieron todas las trabas posibles en un año tan duro (1987) para que sea rodada en las sierras de Tacna. Los excesos se cometían por todos los frentes

No hubo peruano o familia que no haya sido tocado por este periodo. Muertos, exiliados, clandestinos, desterrados, aterrados por coches bombas y por una inflación galopante, corrupción y desgobierno. La mayoría tenía sed de venganza; por eso se aceptó todo lo que vino con el Fujimorato, el cáncer que destruyó instituciones íntegras que se tenían por sólidas e impolutas. Muchas personas canalizaron inadecuadamente esos demonios que los peruanos aún no hemos exorcizado. La CVR presidida por Salomón Lerner dio pautas y líneas para que el Perú oficial y su sociedad comiencen a abordarlos con criterios de justicia para que en cada uno de nosotros comience a restañarse esas heridas que quedan en nuestra psique social. 

domingo, 17 de julio de 2016

FANATISMO CALCULADO (ARTÍCULO DE OPINIÓN DIARIO CORREO TRUJILLO 17 DE JULIO)

El 14 de julio es una celebración simbólica para el desarrollo del concepto y las ideas de la democracia. Aunque se desató una vorágine sangrienta por casi una década, las ideas desarrolladas por un grupo de pensadores humanistas iban a ponerse en práctica en un continente que clamaba a gritos un cambio drástico en la estructura social y todo lo que surge en torno a ella. La Revolución Francesa, llamada también, la revolución burguesa, permitió un giro de 180 grados en cuanto a lo que el poder y el orden social significaban en ese entonces. Y la sociedad occidental se inclinó por ese cambio que va a gestar las democracias formales de muchos países de la actualidad; además va a iniciar una perspectiva nueva de la visión del individuo frente a toda manifestación de la construcción social como las ideologías y la cultura. Es el triunfo del concepto de hombre que unifica a la humanidad por encima de todas las manifestaciones que crean sus diferencias y sus exclusiones. Ese es el valor que una efeméride como la Toma de la Bastilla recibe por varios hombres y mujeres que luchan por ideales democráticos alrededor del planeta.
El ataque perpetrado en la ciudad balneario de Niza asume un peso ideológico más allá del acto criminal e insano cometido por un fanático de origen tunecino que ha causado la triste cifra de 84 víctimas. Se ha escogido una fecha para atacar los principios de los derechos fundamentales de la humanidad. Es el fanatismo, en cualquiera de sus versiones, el que halla a esta fecha como una razón antagónica a sus intereses. La acción, además de crear el caos y la zozobra, genera el repudio a un sistema y el cuestionamiento del propio, acentuando las diferencias y generando los recelos, caldo de cultivo muy bien aprovechado por extremistas y fanáticos de cualquiera índole. Los temores exacerbados atacan directamente al sistema democrático; lo debilita en su esencia, pues se lo identifica como un modelo gubernamental débil y excesivamente permisivo.
La raíz del problema no nace en la supuesta debilidad de la democracia; nace en la carencia de una adecuada educación ciudadana. Por eso los revolucionarios franceses entendieron que para que su sistema sobreviva debían apostar por la educación obligatoria, laica y universal. Lo que hemos visto estas últimas semanas son diversas manifestaciones que empañan la búsqueda del trabajo común. Así se pueden entender desde los fanatismos religiosos suicidas, la masacre de una discoteca gay en Florida, el famoso Brexit o intentonas golpistas como la de Turquía, hasta el acaparamiento del poder por diversas estrategias basadas en el miedo y la intolerancia en los juegos electorales que quieren poner en jaque la estabilidad de un gobierno o diversas instituciones que conforman el tejido social de una ciudad, región o país.

Queda un largo y tortuoso camino por recorrer.