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Trujillo, La Libertad, Peru
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lunes, 6 de abril de 2015

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL EN EL CINE

El 8 de mayo de este año se celebran 70 años de la firma de la rendición incondicional de la Alemania nazi ante la Unión Soviética. Es el fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Faltaba Japón, país integrante del Eje, el cual se rendirá en agosto, luego de las dos bombas atómicas que caerán sobre Hiroshima y Nagasaki. Esta guerra significó un gran trauma para la humanidad. Esta confrontación cambiará el mapa del mundo y preparará la guerra fría de manera ineluctable. Una guerra que se hizo con el fin de contener el surgimiento del comunismo en Europa, para lo cual algunos gobiernos  apoyaron movimientos fascistas en Alemania, Italia y España sin medir las terribles consecuencias que iban a venir. En el damero tendido de la geopolítica, los diversos gobiernos de la frágil realidad europea del momento buscaban diversas alianzas para cubrirse las espaldas y poder seguir con sus planes de expansión en los cuales se hallaban abocados. Italia y Alemania (luego Japón) hicieron un pacto, que luego se convertiría en el Eje, pacto que apuntaba a cambiar todo el mapa de fronteras de Europa: Alemania procedía anexionarse a Austria y, con la ley de los Sudetes, condenaba a la desaparición de la entonces Checoslovaquia. Italia, por su lado, se va a anexionar Albania y, durante la guerra en sí, va a intentar anexarse Grecia. Era la herencia de la Primera Guerra Mundial.
Históricamente, la mayor parte de la culpa de este conflicto se le atribuye a Alemania. Pero las potencias ganadoras de la Primera Guerra Mundial, así como los grandes industriales del mundo son también tan culpables como el surgimiento del partido nazi. El periodo nazi es una de las etapas históricas más fascinante y oscura de la humanidad, plagada de errores intencionales aún no asumidos por grupos mencionados que empujaron a este fenómeno sociopolítico al poder. Reflexión del mal uso de los medios para evitar procesos inexorables históricos y una visión maquiavélica de un estrato social, el cual no tuvo escrúpulos en usar como contenedor o tapón de acontecimientos históricos que iban provocándose en la Europa de entreguerras. El ascenso vertiginoso del nazismo corresponde a una convulsionada etapa de la Alemania derrotada y humillada después de la Primera Guerra Mundial. El oneroso Tratado de Versalles significó una carga pesada para el pueblo alemán, un tratado en el que comprometió su territorio y su población  a los desalmados intereses de los capitalistas y políticos de los países vencedores. Aunque también lo fue cuando se partió en dos, después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania  además se convirtió en  una zona experimental para las ideas del comunismo bolchevique y el capitalismo monopolista, como  ya lo había vislumbrado Lenin en sus diversas tesis al respecto. La clase alta alemana se acomodó rápidamente a la nueva situación y trató de mantener una suerte de statu quo que, obviamente, la beneficiara. Cuando el peligro rojo aparecía como una sombra siniestra en el panorama teutón, un grupúsculo surgido en la Bavaria conservadora hace su aparición y este grupo va a poder “conjurar” todos los temores de una población temerosa y humillada por los resultados de la guerra, desmoralizada por los pagos abusivos impuestos a su industria y toda actividad económica y una terrible espiral inflacionaria. Los alemanes se veían acorralados por enemigos internos y externos, y su país no era visto con simpatía por las demás naciones, sobre todo por los vencedores. Los réditos humillantes hicieron que el pueblo alemán busque un salvador. Además la inestabilidad política en la era Hinderburg, manejado el país por una casta de gobernantes egoístas, interesados e insensibles favoreció  el ascenso de este mediocre partido manejado por un resentido (a todo nivel) que supo reunir todas las frustraciones del momento. Personajes oscuros como Franz von Papen, Wilhem von Gayl o el intrigante general Kurt von Schleicher no hicieron nada más que crear la incredulidad del pueblo alemán por sus gobernantes y permitir el ascenso de Hitler. Tal como sucede en nuestras débiles democracias, el sentido político pasa a un segundo plano dando prioridad a líderes emergentes demagogos, incapaces de trazar una línea de nación a largo plazo (como ha pasado en nuestro país desde su Independencia). Hitler fue un perfecto líder, no hay que negarlo, pues surgió en una coyuntura, supo “leerla” y darle una respuesta; dirigió al pueblo bajo las ideas que él creía y los demás las abrazaron como suyas en esas circunstancias. Le dio fe a un pueblo desilusionado. Hay que entender todo esto bajo esa óptica. El poder acumulado por él fue atractivo para los grandes industriales y comerciantes quienes lo intentaron de utilizar como un títere para sus intereses y contener el malestar social. El avance comunista entre los descontentos alemanes era imparable y esta clase dirigente no tuvo ningún reparo en apoyarlo; además los demás países como Inglaterra o Estados Unidos trataron de presionar para que el enfrentamiento sea entre Unión Soviética y el Reich, es por eso que el pacto Molotov (STALIN) – Von Ribbentrop (HITLER) fastidió mucho a los intereses de estas potencias. La rara posición de estos países se ve en la ambigua posición que asumieron estos gobiernos (no así sus pueblos) frente a la abierta participación de los nazis apoyando a Franco durante la Guerra Civil española, en la que la Luftwaffe participó con algunos tipos de aviones para bombardear algunas ciudades desprotegidas enemigas de los falangistas.

Varios países van a verse involucrados e invadidos durante la guerra como Francia e Inglaterra, soportando esta última el peso de la guerra hasta 1941 que Hitler decide atacar la URSS. La  Unión Soviética era gobernada bajo la mano férrea de Stalin, un hombre que transformó la obra iniciada por Lenin, por una más personalista y tiránica; este pobló con hombres disidentes de sus planteamientos políticos los campos de concentración en la lejana Siberia. Aunque muchos estalinistas justifican su actuar para haber logrado una fuerte cohesión en el espacio soviético, los paulatinos estudios históricos nos van mostrando las terribles aberraciones a las cuales muchas personas eran sometidas y que asolaron la intelectualidad soviética de entonces. Hagamos un poco de historia: tanto Hitler como Stalin querían un poco de “respiro” para sus planes de expansión. Stalin quería la península de Kola y parte de Finlandia, para asegurarse abastecimiento de minerales estratégicos así como carbón, combustible necesario para sus planes de protección contra el inevitable choque con Alemania. Por otro lado, Hitler veía sus espaldas cubiertas para poder avanzar con sus planes de invasión hacia el oeste. El inicio de la guerra el 1 de setiembre de 1939 comienza con este reacomodo de fuerzas y es una forma de ganar tiempo. La caída y repartición de Polonia supuso el primer contacto directo entre ambos líderes nefastos. Polonia va a ver masacrada a su población civil y sus mandos militares, muchos de los cuales van a ser asesinados en la famosa masacre de Katýn, autorizada por el mismo Stalin y mucho después reconocida por la Rusia actual. La momentánea amistad entre Alemania y la Unión Soviética hizo que la maquinaria  artística rusa que mostraba a los alemanes como enemigos despiadados sea suspendida hasta el ataque sorpresivo el 22 de junio de 1941, con la famosa Operación Barbarroja. El implacable invasor  avanzó libremente hasta el diciembre de ese año y amenazó ciudades estratégicas como Leningrado (actualmente San Petersburgo), Moscú y Stalingrado. El avance se logró gracias al ataque sorpresa alemán, el cual no recibió una réplica sólida. Stalin confiaba que Alemania no atacaría, ya que se encontraba envuelta en muchos frentes: en los Balcanes, en Francia, en África del norte, en Noruega. El ataque alemán se realizó con muchas milicias falangistas de diversos países, incluso España, que participó con unos escuadrones de los cuales pocos regresaron, luego del fuerte contraataque soviético.  La invasión alemana fue con la idea de arrasar al pueblo eslavo, ya que racialmente era considerado como inferior y, además, el gran interés de Hitler de convertir este espacio en un Lebensraum, un espacio vital para la expansión alemana, no sólo como su almacén, sino su futuro poblamiento. Por eso, la política de arrasamiento fue contundente, destruyendo ciudades y masacrando soldados y población civil. Algunas etnias que eran enemigas de los rusos estalinistas apoyaron abiertamente a las tropas nazis sin saber que iban a ser pronto víctima de estos. En el recuento final de la historia bélica, esta fue la guerra con la que más caro pagó la ex Unión Soviética: 13 millones de soldados y 6 millones de civiles; otras fuentes hablan de más, casi 30 millones (no sólo por fuego directo, sino hambre, frío y enfermedades). La invasión soviética a Alemania fue una suerte de terrible catarsis para un pueblo que vio a sus mujeres, ancianos y niños masacrados; cuentan terribles historias que soldados nazis lanzaban niños para ensartarlos con las bayonetas o de encerrar a todo un pueblo (hasta con sus animales) y quemarlos vivos. Eso lo sabían los alemanes e huían de la venganza rusa. Los rusos la llaman la Gran Guerra Patria. Tanto la Unión Soviética como Alemania son los países que pagaron una alta cuota humana con sus civiles.
El costo que la humanidad ha pagado por el apoyo abierto o sesgado a estos movimientos, como el nazismo o el fascismo italiano, ha sido muy alto; pero bajo la perspectiva fría de los líderes de ese entonces (o actuales) sí ha sido rentable. Así de sencillo. A la derrota de estos, el mundo estaba “hecho”  a la medida de los poderosos.


JEUX INTERDITS (JUEGOS PROHIBIDOS) RENÉ CLEMENT (1952) (FRANCIA) Una bella y triste película de la niñez durante la guerra. Historia de dos niños que se conocen fortuitamente durante la ocupación de Francia por las tropas nazis. En el avance, la población civil huye de las ciudades y estas caravanas son atacadas inmisericordemente por la aviación alemana. Los padres de la niña Paulette caen abatidos y ella se refugia con unos campesinos que la acogen temporalmente hasta que deben ser separados. Una de las miles de historias que vivieron los hombres y mujeres en ese entonces por ese “monstruo grande que pisa fuerte” como llama León Gieco a la guerra.

ЛЕТЯТ ЖУРАВЛИ - LETYAT ZHURAVLI (PASARON LAS GRULLAS) MIKHAIL KALATAZOV (1958) (UNIÓN SOVIÉTICA) Con esta bella película se inicia la nouvelle vague soviética: una película que refleja las profundas heridas que dejó la Segunda Guerra Mundial en este país: sus ciudades fueron sumidas en el dolor y el terror, pero la gente sencilla trataba de hacer lo mejor posible por arreglar sus vidas. La conmovedora historia de este film trata sobre la relación de tres personas unidas por amores ocultos y libres, pero que la guerra los obliga a separarse. Uno parte a la guerra, el otro cobardemente rechaza enrolarse y miente; ella rechaza el amor de este último esperando en vano el retorno de su amado convertido en  soldado; entre bombardeos y mensajes angustiosos se ven los tristes desenlaces de este pequeño grupo. Pero un día llega la paz, hay las esperanzas de que los extraviados en combate regresen paulatinamente a casa, quizá retornen del frente de guerra. Pero esta paz, duramente ganada,  va a ser  también  para recordar a todos aquellos que cayeron en combate, queda la frustración y el impotencia de no poder tener al amado, al padre, al hijo, al amigo, al novio,  a los que se fueron. Pero la vida sigue; por eso, un hermoso día de reencuentros ya no pasan los bombarderos alemanes sobre el cielo de Moscú, de pronto pasan las grullas otra vez.  La película no presenta el rigor de la estética estalinista (realismo soviético), sino una narración más fresca, sencilla y cotidiana de ese dolor que significó para millones de rusos la gran conflagración mundial entre 1941 – 1945.

LILI MARLEEN RAINER MARIA FASSBINDER (1980) (ALEMANIA). Este film nos muestra un fragmento de la biografía de Lale Andersen, una cantante mediocre que hizo famosa una  canción que lleva el título de este film. Ante el éxito de esta canción, el régimen nazi (sobre todo Goebbels, jefe de propaganda) quería enrolarla en sus filas como imagen, pero ella tenía un amor secreto en Suiza que ayudaba a judíos a escapar. Goebbels encuentra la canción  como un foco de desmotivación para las tropas; sin embargo, la canción se había difundido entre todas las tropas que ocupaban territorios en Europa o África; la prohibición no prosperó, sino incrementó su fama a tal grado que se la reconoce como la canción más famosa de la Segunda Guerra Mundial.


THE GREAT DICTATOR (EL GRAN DICTADOR) CHARLES CHAPLIN (1940) (ESTADOS UNIDOS) Este film habla por sí solo. Chaplin se viste de gala para hacer la parodia de uno de los hombres más temidos y odiados durante esos años. Chaplin interpreta dos personajes parecidos en lo físico, pero separados por las circunstancias de las entelequias que creamos como sociedad: Hynkel (jugando con el nombre Hitler) es un dictador caricaturizado que somete a su país, Tomania, a sus locuras; y un barbero de origen judío, quien es tomado por equivocación por las tropas de Hynkel. Hay escenas geniales como el encuentro con Benzino Napaloni (Mussolini) o cuando Hynkel juega con el mundo en un ballet de lo más sugerente. El discurso final va a ser una fuerte crítica al mundo que a Chaplin le tocó vivir, lleno de intolerancia, e invoca por la paz, la esperanza, los derechos humanos y la comprensión. La película fue hecha en momentos en que la guerra se inclinaba por el Eje.

KANAL (CANAL) ANDRZEJ WAJDA (1957) (POLONIA) La Segunda Guerra Mundial abrió grandes heridas en los países, como Polonia,  en los que la población civil fue masacrada. Este film es una reflexión de esa negra historia que envolvió al sufrido pueblo polaco. Para ese entonces, sólo podía narrarse lo que fue la invasión nazi, pero poco se sabe de la soviética (la cual es observada en su reciente film Kattýn). Polonia fue arrasada por el embate alemán y la prometida ayuda aliada iba a demorar mucho. En la soledad, el pueblo polaco se organizó para luchar contra los invasores. La superioridad organizativa iba  a hacer presa fácil de los desorientados ciudadanos que buscaban diversos medios para luchar; en el camino van cayendo héroes anónimos que ansiaban la libertad.

THE PIANIST  (EL PIANISTA)  ROMAN POLAŃSKY (2002) (FRANCIA) EL director confiesa que muchas de las escenas que el pianista Władysław “Władek” Szpilman vive a la largo de la penuria y holocausto en el gueto de Varsovia, también le tocaron vivir en su niñez. Su madre fue enviada y muerta en un campo de concentración, y su padre fue capturado y estuvo cautivo por dos años. Pero como lo había propuesto otro sobreviviente del holocausto, Viktor Frankl, Szpilman halló en la música una forma de sobrevivencia en las condiciones más duras de una de las etapas más sombrías de la humanidad. Sin embargo, a lo largo de la dura historia biográfica que vemos en las imágenes, hay también hombres y mujeres, incluso en el enemigo, que no te hacen perder la fe en la humanidad.

MEPHISTO  (MEFISTO)  SZABÓ ITZBÁN (1981) (HUNGRÍA)  Una extraña película de este interesante director húngaro, film que retrata el mundo artístico de la Alemania nazi y la fría manipulación de la gente. La historia de un destacado actor de teatro que encarna a Mefistófeles, el diablo, que seduce a Fausto para que obtenga juventud, poder y riqueza; literalmente, vender su alma al diablo. Está basada en una obra de Klaus Mann (hijo de Thomas Mann) y es interpretada por el autor Klaus Maria Brandauer, quien nos muestra la tortura de su alma por haberse aliado a los nazis: ha probado su propia medicina. Es un hecho de la vida real y es una abierta denuncia contra todos aquellos que no dudaron en traicionar a sus amigos, familiares o a su nación por su propia seguridad. El personaje en cuestión fue cuñado, en la vida real, del autor de la obra.

FROM HERE TO ETERNITY (DE AQUÍ A LA ETERNIDAD) FRED ZINEMMAN (1953) (EE.UU.)  Película que reunió un extraordinario grupo de actores en Honolulu para reconstruir los momentos un poco antes del ataque japonés contra la flota norteamericana del Pacífico, estacionada en Pearl Harbor, en 1941.  Como un director frío y observador del comportamiento humano, muchas de las escenas son mostradas con una cierta distancia, casi contemplativa (como en su obra maestra A la hora señalada) Es un conjunto de vidas que se cruzan, como sucede en toda movilización masiva, que se van desarrollando, frustrando, complicando y terminando en finales lúgubres como la guerra. Pero es una crítica velada, además, al mundo vertical militar que se salva solo porque es “ofendido” por el ataque artero a la base norteamericana instalada en Hawái. En realidad, es un trago bastante amargo como film.

色,戒 (LUST, CAUTION – DESEO, PELIGRO) ANG LEE (2007) (CHINA) El espionaje es el mundo del valor oculto, secreto, ignorado. También el más peligroso, artero, sucio. Durante las guerras y las situaciones conflictivas, los espías realizan misiones que están más allá de la condición de la persona. Personajes famosos, como Mata Hari, han quedado en el imaginario de la humanidad; ella acabó fusilada durante la Primera Guerra Mundial. En este film, el contexto es la China ocupada por Japón, ocupación que fue toda una masacre contra la población civil. Y los infaltables colaboracionistas, dedicados a socavar la resistencia, como sucedió en otros países como Francia, Italia, Polonia o la ex Unión Soviética.  Una chica universitaria trata de llegar a un alto jefe colaboracionista para matarlo. El camino de la seducción es una forma de acercarse a él por lo que aparenta ser una mujer acomodada. El papel de Tony Leung como jefe colaboracionista es notable.

ИДPИ И СМОТРИ - IDRI I SMOTRI (MASACRE - VEN Y MIRA) ELEM KLIMOV (1985) (UNIÓN SOVIÉTICA) Crudo film que muestra las masacres realizadas por los nazis en Bielorrusia a través de los ojos horrorizados de un joven de 13 años (Flyora). Presencia la destrucción de todo un pequeño poblado en una masacre que causó desmayos en los cines durante su proyección. Flyora, como aún un niño, no entiende del todo la dimensión de la guerra y entonces comienza a perder a los suyos y, ya reclutado como joven partisano, es testigo directo (ya que logra salvarse por su iniciativa de supervivencia) de la masacre de hombres, mujeres, ancianos y niños en brazo. El odio hacia las tropas invasoras se va a ver hacia el final del film. Es el momento de las temibles represalias en las que el vencido trata de aniquilar al vencedor. Mas, pese a todo lo vivido, nuestro pequeño narrador se logra comportar a la altura de estos momentos en los que la irracionalidad nos gana.

LA NOTTE DI SAN LORENZO (LA NOCHE DE SAN LORENZO) PAOLO y VITTORIO TAVIANI (1982) (ITALIA) Intenso film que nos muestra los horrores sufridos por los civiles durante la guerra. Pese al humor y a situaciones pintorescas que se pueden vivir en medio de una tragedia, esta última marca la historia de una pequeña población, San Martino, en la Toscana. En mayo de 1944, los habitantes se enteran que los nazis han decidido dinamitar el pueblo íntegro en su huida por el avance aliado. Parte de la población decide huir para reunirse con los aliados que no se hallaban tan lejos. En su huida se encuentran con los partisanos, integrantes de la resistencia contra la ocupación y los restos de los fascistas. Hay encuentros con estos últimos que terminan con luchas sangrientas. Una muestra de la desgracia que sucedió al pueblo italiano que luchó en diversos bandos durante esta conflagración mundial.


ビルマの竪琴BIRUMANO TATEGOTO (EL ARPA BIRMANA) KON ICHIKAWA (1957) (JAPÓN) Uno de los más hermosos films pacifistas de todos los tiempos. Un soldado que toca el arpa se siente horrorizado por los estragos de la guerra y la inutilidad de las órdenes que envían al sacrificio a jóvenes cuando la guerra ya está perdida. Y más aún, es testigo de ver pilas de cadáveres de soldados que quedarán a la intemperie sin que nadie se ocupe de darles una sepultura digna. Regresa convertido en un monje budista para encargarse de los cuerpos inermes. Es un film que muestra que poca acción bélica, pero sí sus consecuencias, el abandono, la insensibilidad ante la muerte masiva de hombres y la insensata idea del inútil auto sacrificio que casi condena a casi toda la sociedad japonesa a una masacre colectiva, culpa de un gobierno militarista. Una obra de arte.


THE BEST YEARS OF OUR LIVES (LOS MEJORES AÑOS DE NUESTRA VIDA) WILLIAM WYLER (1946) (ESTADOS UNIDOS)  Quizá el tema esta película ahora nos parecería muy cursi y demasiado inocentón. Es casi un documental trabajado por el mismo director (quien también estuvo en el frente) que nos muestra la reacción de la mayoría de norteamericanos, tanto soldados como civiles, una vez que hubo concluido la Segunda Guerra Mundial. Incluso la euforia embargaba a aquellos que regresaban mutilados. Es un manifiesto sincero de una población que tenía fe en lo que los medios masivos de comunicación difundían, el ideal de libertad y justicia que ellos enarbolaban; por eso la sinceridad que transluce en la película. Obviamente frente a las hechas entre los 70 y 80 para asimilar lo que fue Vietnam, hay una marcada distancia: sería interesante comparar Los mejores años con Regreso a Casa, una dura película de Hal Ashby; o Nacido el 4 de julio de Oliver Stone, películas nada concesivas con el fantasma ignominioso de la guerra.

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