Datos personales

Trujillo, La Libertad, Peru
Un espacio para mostrar ideas y puntos de vista ligados al arte, a la cultura y la vida de una sociedad tanto peruana como universal

miércoles, 31 de marzo de 2010

¿HAUPSTADT DEL WELT? BERLIN




























Berlín. Mi acercamiento a la cultura alemana, como la francesa, ha sido un proceso más ligado al asombro y a la admiración. Ambos han sido pueblos creativos, laboriosos y destacados en los campos que me apasionan: el arte y el intelecto.
Por mi afición a la música y al canto me aproximó a uno de los más grandes genios que haya dado la música: Johan Sebastian Bach. Luego vendrían los monstruos de Beethoven y Händel, algo de Haydn y Brahms. De habla alemana fue Mozart, y al estar en Viena y Praga en 1990, rendí un silencioso respeto a este genio. Pero Alemania me acercó a Juanito, como lo solíamos llamar en la época universitaria, cuando cantaba en el coro de la PUCP. Esos bellos años.
Al acercarme a su idioma, me fui maravillando en la increíble estructura que es el alemán. Lástima que la historia no le ha dado una buena percepción ante todos, debido a los terribles atropellos acaecidos en la segunda guerra mundial. Pero la belleza de un idioma y la cultura de un pueblo no puede ser satanizado por el momento que les tocó vivir. Ya se hablará en otro momento al respecto.

Al leer a Kant, las teorías de Adorno, de Reich, al leer a Thomas Mann, ver el teatro de Brecht, haber visto sus impresionantes películas del expresionismo (Murnau, genio), a Leibnizt y su teoría de las mónadas; es tan apabullante como cuando la Dietrich canta Ich bin von Kopf bis Fuss auf Liebe eingestellt (estoy hecha sólo para el amor) en el Ángel Azul.
Luego de mi permanencia de dos semanas fui una semana a Berlín; había coordinado la visita a esta ciudad gracias a Simone (tan linda y loca, como siempre) y el Sr. Rückert para visitar algunas universidades en torno a la ciudad de Halle, la ciudad de Händel. Iba a llegar un sábado a Tempel y de ahí me iba a casa de Simone. Tan ordenados los alemanes, ella lo tenía todo previsto; una amiga suya me recogió y llevó a su casa, me tenía preparada una gran comilona como recibimiento. Genial, comimos opíparamente degustando una de las maravillas alemanas: su pan.
Por la noche salimos a visitar algunos simpáticos bares y comer algo. Berlín es una ciudad silenciosa. Simone vive en un complejo de edificios con muchos residentes, incluso muchos niños (hay una suerte de babyboom en su edificio), pero la calma es inaudita: una paz de ciudad como nunca. El frío excesivo hace beber mucho a la gente, es un mal de la zona. Pero, a diferencia de nuestra ciudad, no ves botellas rotas por el piso o regadas por la calle; estas las dejan en los cenefas de las ventanas y no las lanzan al piso como muchos desadaptados que conozco por mi barrio.
Al día siguiente, domingo, celebración postrera del cumpleaños de Simone. Fuimos a comer un buffet muy simpático a un bar de amigos de Simone: comida espléndida, quesos, carnes, embutidos, suaves ensaladas y los geniales panes. Ya había estado antes en Berlín en 1995. Pero no recordaba esas maravillas. Memoria gastronómica débil.

























Una vez culminada la comida, nos fuimos a comprar mi boleto de tren para el día siguiente: me iba a Halle. En Berlín han construido la más grande estación ferroviaria, eso me impresionó de Alemania; la primera vez que estuve merodeando por el país quedé muy sorprendido por la estación de tren de Köln y lo cerca que estaba de su catedral, por supuesto que fui a verla.
La estación es inmensa y centraliza todas las anteriores. Recuerdo haber llegado la primera vez a Lichtenberg. Muchas de esta estaciones se hicieron famosas como Zoo Bahnhof (¿recuerdan Christina F?) Luego de manejarme en descomunal estación, con Simone nos fuimos a caminar a ver el Reichstag. La visita fue genial, pese a las paranoicas medidas de seguridad; en Europa viven al miedo, parte por su conciencia y parte por la media que crea un pánico diario. Es muy interesante la cúpula que han eregido para ver la construcción y la ciudad. Se ve el Spree totalmente congelado, grandes trozos de hielo discurren por la quebradiza capa que cubre al río. El frío es duro. Desde la parte superior distingo una imagen conocida desde la primera visita. la puerta de Brandemburgo. Al salir, nos dirigimos con Simone hacia la puerta: varios turistas de agolpaban para tomar las mejores fotos posibles. De ahí comenzamos a caminar por Unten den Linden y de pronto nos hallamos con la Academia de Artes (Akademie der Künste). Al ser domingo, el ingreso es libre y tenía la exposición de uno de los grandes pintores del expresionismo: George Grosz. Genial. Sus acuarelas, dibujos, fotografías. una exposición completa. En el hall compré varios libros, sobre todo de fotografía y la nueva arquitectura berlinesa. ¿Herencia del Bauhaus?
Estuve fuera de Berlín tres días, luego contaré al respecto.
Estuve un día y medio más en la ciudad. El último día me fui a ver nuevamente el centro. La primera vez estuve en la Siegessäule, la famosa columna de los ángeles del film Himmel über Berlin. Desde ahí había caminado hasta la puerta de Brandemburgo. Hacía poco se había llevado a cabo la reunificación y había muchas cosas derruidas. Ahora Berlin está pecando de convertirse en la estrella del consumismo, una suerte de ponerse al día; espero que no se apure mucho y preserve el bello viejo Berlín. Todo lo quieren hacer nuevo. En esta oportunidad me fui a ver dos grandes monumentos emblemáticos; su increíble catedral y los cercanos museos de la Isla. De los museos hablaré en otro texto.
La catedral es un inmenso edificio que descuella gracias a sus cinco cúpulas; esta vez sí logré ingresar. Visitar la cúpula mayor es una interesante experiencia. No tiene la vejez de Notre Dame, pero su construcción no escatimó ningún gasto de la dinastía de los reyes de los últimos años de la dinastía Hohenzollern. El monumento era el orgullo de esta agonizante dinastía cuya cripta se encuentra en los subterráneos de esta catedral. Esa cripta es impresionante: en ella se encuentran sarcófagos de todos los tamaños (hubo príncipes herederos que murieron al nacer) y formas, formas que muestran los cambios de estilos y modas a lo largo de los siglos. Las tumbas más interesantes (bueno, sarcófagos) son los de Federico, el Grande (el rey intelectual y justo), Otto Von Bismarck. Hay un pequeño sarcógafo blanco de una princesita que murió al nacer. Es quizá lo que más conmueve en todo este panteón y está en una sala especial.
Al salir de la cripta, fui a la librería para ver más detalles de esta inmensa iglesia que resultó bastante dañada en la segunda guerra mundial; en realidad, es poco raro que alguno de estos grandes edificios viejos no haya recibido el embate de la terrible guerra que fue para los berlineses. Berlín no fue destrozada como esa joya que es Dresden, pero sí hubo daños terribles y aún quedan huellas. Aunque dicen que el tiempo las cura..

Berlin es una ciudad ideal, ¿quiere ser la capital del mundo?
http://www.youtube.com/watch?v=WsbYGdCQsgk

GUIMET: EL CERCANO LEJANO ORIENTE

Hace muchos años, había visto en un libro de historia la figura del dios Shiva en su famosa danza de la creación y de la destrucción. Era una bella estatuilla que se encontraba en un museo parisino: el Museo Guimet. En cuanto me instalé en el hotel Ibis en París ya en el hall principal del hotel había un dispenser con muchos folletos de la oferta cultural y de espectáculos que te ofrece la ciudad. En un lejano rincón encontré un folleto de este museo. Cumple 120 años (en realidad, 121) y reza en el mismo folleto que el Guimet es el museo más grande de Europa de arte asiático. El último viernes de enero era mi último día de visita en París. Inicialmente había comentado a Olivier sobre esta belleza y se entusiasmó por ir a conocerlo. Nos encontramos por el Notre Dame para almorzar con dos amigas suyas y luego nos fuimos a esta aventura lejana, por el Asia de los Himalaya.
Este museo fue concebido por un empresario industrial llamado Émile Guimet. Parece ser que esta persona era muy aficionada a las religiones orientales, a las religiones asiáticas. En realidad, no nos debe causar ningún asombro, puesto que cualquiera de las religiones practicadas en la actualidad y de culto masivo, todas tiene sus orígenes en Asia. Budismo, Cristianismo (Jesús fue judío), Judaísmo, Islamismo, Brahmanismo, Shintoísmo. Cualesquiera de las religiones modernas en nuestros continentes, sea Europa, América, África u Oceanía, somos cultores de variaciones de las mismas. Entonces, valgan verdades, hemos ido al origen de los cultos modernos.
























El Guimet tiene cuatro pisos, tematizados por regiones religiosas del gran continente. En el primer piso (planta 0) se encuentra todo el esplendor del mundo brahmánico. Es impresionante la delicadeza de esta gran cultura tan difundida y tan poco comprendida. Cuando veía algunas de las figuras de los dioses de este alucinante panteón, recordé el gusto y pasión que tuvo George Harrison por ello. Creo que hizo hasta un Khumb Mela. Las bellas estatuas labradas de las diversas formas de Shiva, Visnu; las diversas formas faciales del Gautama Buda y su rostro de la paz perfecta, el nirvana, me evocó a Siddharta y ese gran  poeta narrador Hesse. La perfección de la quietud, algo que ya no se ve en tu entorno. Era un baño de quietud. El silencio rodea a estas figuras.
La segunda planta (primer piso) nos acerca a la antigua cultura china, tan vieja como la humanidad. Hay bellas estatuillas, algunas más allá de los dos mil años. Qué peso de la historia. En realidad, China ocupa los dos pisos restantes pues hay tanto para ver y meditar. Caminas entre jarrones de diversas dinastías, delicados trabajos de jade, las primeras monedas de cobre. Hay espacios también para otras dos bellas culturas: Corea y el reino Silla; y el siempre maravilloso Japón y sus hermosos biombos, sus sofisticados trabajos de Ukiyo-e y las bellas armaduras de los señores feudales. Hace años, en Amsterdam, pude ver también una interesante colección de arte asiático. Pero el Rijksmuseum se centra en preservar el rico patrimonio holandés, sobre todo a sus maestros pintores, y el espacio asignado a lo asiático (tiene una interesante muestra de Indonesia, puesto que fue su colonia) es bastante pequeño. El Guimet es un museo delicado.
La visita fue todo un espacio de calma como los dioses que veían nuestro discurrir.


jueves, 25 de marzo de 2010

EL MUSEO SOÑADO: ORSAY


























Siempre fue un sueño. Hacía muchos años en casa de una tía mía que pinta vi un libro de su colección de pinturas: una colección antigua de la Editorial Codex publicó un pequeño libro sobre el Museo de los Impresionistas, que en ese entonces se llamaba Jeu de Paume, la Sala del Juego de la Pelota. Posteriormente, en la ex-estación de trenes Orsay, la que iba a ser demolida, un proyecto de Pompidou, apoyado por Mitterand y Giscard, el sueño de convertir este bello lugar en el museo de los impresionistas se hizo realidad y abrió sus puertas en 1985.

En París, en la semana que estuve deambulando por sus calles, no podía faltar a esta cita: era impostergable. El servicio público (que es público y no el pandemónium de transporte privado que hay aquí) en Francia es excelente, pese a las quejas de los usuarios parisinos; el metro y los sistemas alternos te llevan a toda esta inmensa ciudad y mi destino estaba estratégicamente ubicada. No hay que olvidar que fue una estación de trenes y que casi todo el servicio de transporte está conectado (es el caso de casi toda Europa).
Al salir de la estación de metro me di directamente con la entrada principal al museo. Era un viernes, tranquilo, con un poco de lluvia. La estación está cerca al museo y había poca marcha por hacer. Al ingresar ya estás en otro ambiente. La antigua estación  es de por sí una belleza y muestra el gusto de finales del XIX e inicios del XX, una muestra de la Belle Epoque. Lo que era la zona de trenes, ahora es una galería de estatuas en las que puedes hallar varias de Rodin, Carpeaux, Daumier. Los andenes son ahora las galerías por las que discurres para ver a los maestros. Entre por el ala izquierda y vi la belleza de Millet; no logré entrar a la exposición visitante de Ensor, pero en Amberes vi una gran colección de él. En la primera planta o la 0 están los maestros impresionistas: fui a buscar mi preferido Degas. Pero no podías dejar de ver a Manet, Monet y Renoir.
Uno de los pintores que siempre me llamó la atención y pertenece a una escuela anterior (realismo) es Honoré Daumier; había visto unas pinturas de él del Quijote y algunas obras sorprendentes sobre la clase obrera parisina; era su retratista, una suerte de Doisnaeu de la pintura.


Cuando recorres las galerías te detienes a contemplar a Millet y su Angelus, el que inspiró al surrealista Buñuel. Al atrevido Courbet, demasiado para su época. Pero Manet y su odalisca, a Monet y sus impresiones de la catedral de Saint Romain, sus nenúfares (para llorar), a Degas y sus desnudos y bailarinas. A Cézanne y sus bañistas, Van Gogh y su autorretrato, a Toulouse Lautrec y sus bailarinas. A Rousseau el aduanero y su increíble Encantadora de Serpientes.Gauguin, Seurat, Morisot, Bonnard, Boldini, Derain,.. Las esculturas de Carpeaux, el genial Daumier y su carácter ácido de crítico social. Degas y sus bailarinas. La bella e impresionante colección de Art Nouveau, muebles y arte utilitario. Demasiado.

Para cerrar vi una de las exposiciones itinerantes: L´Art Nouveau revival. Esta mostraba cómo dicha arte influyó en los gustos y objetos de los hombres del siglo XX. De pronto, hacia el final de la exposición comencé a identificar una serie de objetos de mi niñez y adolescencia: el Pop Art, la psicodelia. Súbitamente un periodo vivido por mí ahora se halla en el museo: ropa (la minifalda, las camisas psicodélicas) carátulas de LP (grupo YES, Procol Harum). Ahora ya soy parte de la historia como todos los de mi generación. A mucha honra.

martes, 23 de marzo de 2010

LA MODERNIDAD EN EL SUR DE FRANCIA (6)



























Alguna vez Bárbara Wong me había enviado por correo un power point que mostraba un puente colgante que descollaba sobre las nubes; era una suerte de navío en un océano blanco con grandes velas que eran los postes de este puente. Recuerdo que ese correo que envió a un pequeño grupo de sus amigos, ella nos invitaba a viajar.
Llegaba a mi último día de permanencia con mis amigos en el sur de Francia. Este último día iba a ir a visitar un lugar que había identificado vagamente, pero que iban a ser testigo directo de esta notable obra de ingeniería: el puente de Millau. El día anterior había acordado Daniel con Melissa que él me llevara a ver esta simpática ciudad sobre el Tarn para ver la feria que hacen en la plaza principal. Quizá allí pudiera hallar el soñado Asterix en occitano. Pero no iba a imaginar el sorprendente espectáculo del cual iba a ser testigo. Bordeando el Tarn nos fuimos acercando a la ciudad de Millau, cuando a la distancia ves unos postes inmensos que sostienen un altísimo puente, construido como parte de la autopista que une Marseille y Perpignan con París. Al trazar la carretera se encontraron con este extenso valle y había que hallar una solución con el fin de evitar el descenso y el posterior ascenso de vehículos. Muchos factores jugaron ahí: contaminación, seguridad, etc.

























A diferencia de lo que sucede en nuestras carreteras que se ven pronto plagadas por gente que se instala para hacer su negocio y vida (la carretera Panamericana del Perú es un suplicio para la seguridad del vehículo y los pasajeros que van en él), las carreteras en Europa son seguras (en la medida de lo posible) y se hace todo en la medida que las grandes carreteras no entren a las ciudades, como debe ser. Este puente evita tocar y dañar este valle y los que les interesa conocerlo, tienen rutas alternativas. Cuando pasamos "bajo el puente" la sensación de inmensidad te abruma. Cada poste o pilar de concreto es más alto que la torre Eiffel.
Ya en Millau instalados con Daniel fuimos al mercado y ver cosas diversas y a almorzar en un restaurante árabe: quería comer un buen cus-cus y este restaurante ofrecía uno de los mejores. Seguimos en nuestra cacería y caminábamos por las calles de estas viejas ciudades medievales. Es increíble cómo aquí han sabido conservar su patrimonio , sea en las ciudades pequeñas como en las grandes; lo vi en París, como el Barrio Latino; lo vi en los pueblos que estuve en el sur de Francia. Es una cuestión de identidad y también ser ingenioso para hacer de su espacio un lugar rentable. En Trujillo una casa del siglo XVIII tiene muchas posibilidades de desaparecer del mapa, aquí es un edificio para restaurar e integrarlo a un circuito mayor cultural y económico. Aquí luchamos por hacer una ruta moche y colonial, pero la indolencia de la gente es mayor que el entender sus posibilidades. Educación es una palabra peligrosa, pues esta ayudaría a combatir la estupidez humana.
Dejamos Millau e inicio el retorno. Melissa me espera pues voy con ella a Rodez a casa de Isabel y de ahí partir en tren nocturno a París. El viaje fue breve y me iba despidiendo mentalmente de los espacios que veía.
Melissa ya estaba lista y preparamos nuestras cosas para partir. Un cálido abrazo con Daniel marcó mi despedida hasta una nueva oportunidad. Melissa me iba a dar una sorpresa más: íbamos a pasar por el puente de Millau. Por la mañana, con Daniel, lo había visto por abajo; ahora Melissa me hacía el tour aéreo para ver el puente, su anchura y largura. Genial.
Tomamos el camino para Rodez, tuvimos un pequeño percance con la tarjeta de Melissa a la hora del pago; y otro cuando nos enteramos que en el apuro de salir, Melissa había olvidado su celular en un saco en casa de Daniel. Pero todo tiene solución: una llamada a Daniel nos permitió respirar tranquilos para poder llamar a Isabel y ubicar su casa.
Isabel nos esperaba ya con una deliciosa sopa casera y los quesos consabidos. Melissa me envió mis libros; gracias a su ayuda pude aligerar mi peso para poder seguir rumbo a París primero y luego a Berlín.
En la Estación de Rodez un fuerte abrazo y besos a estas lindas mujeres, Isabel y Melissa, marcó mi despedida del sur de Francia. Ahora que escribo estas líneas, las recuerdo esa noche fría allá en febrero que gracias a su gran cariño, la hicieron la noche más brillante del viaje.


LA RIQUEZA GASTRONÓMICA DEL AVEYRON (5)


























La visita al sur de Francia todavía que depararme algunas sorpresas más. Después de una noche de danza (Daniel pertenece a un grupo de vecinos que llevan cursos de danza, de ahí su casi obsesión por el tango que lo ha llevado por diversas partes del mundo), nos levantamos para hacer una gira interesante. Una gira por la tradición gastronómica del lugar: el queso Roquefort. Esta producción láctea es muy interesante y se ha ganado su reputación derrotando los prejuicios de muchos de nosotros al comer esta variedad de quesos por primera vez. Recordemos la primera vez que nos llevamos a la boca un pedazo de este queso. A primera vista, la visión de este queso verdoso asociado a un fuerte olor que desprende advierte a muchos que lo que va a comer es algo bastante novedoso; luego cuando su delicada masa se deshace en la boca y sus sabores comienzan a invadir tus papilas gustativas, el queso queda ya fijo en tu imaginario gastronómico. Le perteneces. Al ascender hacia la pequeña ciudad de Roquefort, ves delante de ti una pequeña meseta, al de Combalou. Roquefort está en pleno valle del Soulzon y se halla muy cerca de Sta. Affrique. La industria del turismo ha sabido aprovechar nuestro interés y ahora hay una serie de instalaciones que permiten ver tanto el proceso de producción como la historia de su creación y expansión, así como sus actuales amenazas (hay producciones en USA que quieren desplazar este producto regional, así como lo quieren hacer con algunos productos nuestros como la papa y otros). Como el turno (entras por turnos) ya había empezado, fuimos a hacer una caminata por la meseta. Corría un fuerte viento y había amenaza de lluvia. Los primeros días que había llegado el clima era ideal, pero ese día el clima había cambiado y ese era el que iba a tener en Alemania: un nuevo frente frío.

La sesión empezó, éramos 6 personas que comenzamos a recorrer el lugar que se halla en las fallas geológicas de la meseta, estábamos en las galerías en las que el factor humedad y especial luminosidad han  permitido el desarrollo de esta industria quesera desde el siglo XIX. La primera demostración es cómo se creó esta falla geológica, luego la recolección láctea en una filmación y luego la visita a las cuevas naturales para ver la producción. Han hecho todo un show de luz y color en una de las cuevas. Sería genial que con los bellos espacios arqueológicos que tenemos aquí en el Perú se harían maravillas, imagino Chan Chan de noche. Luego de la visita, llegamos a un pequeño museo en el que vemos las primeras muestras de este queso (desde el siglo XV) y los inicios de su industrialización en el XIX. Para cerrar, un muestrario de quesos (hay 3 tipos, uno de ellos llamado Templario. Interesante), recuerdos, cata de quesos y la consabida compra. De los que compré, aún atesoro dos trozos que esperan su ocasión.
Luego fuimos a un restaurante gourmet, bueno, huelgan las palabras para describir el festín. Pero eso sí, no quise probar la ronda de quesos por saturación (aunque tienen un tipo de Brie extraordinario).
Luego del almuerzo, decidimos hacer una pequeña pausa, pero el clima nos apretaba. Entonces decidimos ir a la iglesia de San Víctor.

























Antes en el camino, Daniel detiene el auto y me invita a bajar: iba a hallarme con pequeño monumento que tiene siglos de historia. Tras un pequeña caminata, llegamos a los dólmenes de Tièrgues. Voilà. Siglos delante de ti, incólumes. Pero lo que no logra el tiempo, lo va a lograr el hombre: el deterioro del monumento y el lugar. Ya hay toda una campaña de protección. Me imagino este monumento en el Perú y ya lo vería rodeado de las infaltables botellas de plástico y bolsas de comida, inscripciones de los enamorados idiotas para jurarse amor eterno o la de personas con afán de identidad personal que necesitan poner su nombre para que alguien los conozca más allá de su mamá y papá. Ojalá que la estupidez humana no doblegue su propia obra.



























Seguimos camino hacia la iglesia de San Víctor, la cual pertenecía  a un castillo. En realidad es una amplia capilla que había estado abandonada. Durante la segunda guerra mundial, un sacerdote ortodoxo de origen estonio recaló por estos lugares y decidió plasmar su arte en las paredes de esta capilla. La visión ortodoxa se ve plasmada en los muros y al entrar desde el ábside mayor tienes la figura del Pantocrátor que te recibe.. El autor fue Nicolás Greschny quien vivió hasta 1985. Y su obra lo precede y para protegerla más se ha creado en las instalaciones del castillo el Centro de Arte Mural. Un buen guía nos dio una exhausta explicación de la imaginería religiosa mostrada en los muros, los frescos tienen una alta intención didáctica y vemos cuán naïf puede ser en su intento de mostrarnos los momentos más claros de la Biblia en su pintura, muchos de ellos, sobre todo los retratos presentados como iconos.

Luego de esta visita, hicimos un buen periplo por el río Tarn y su valle. Para esto, Daniel sacó un disco que había comprado aquí en Perú: Caetano Veloso y su álbum Fina Estampa. El Tarn quizá oía por primera vez música peruana.
Para cerrar el día, nos fuimos a las librerías a husmear. Daniel quería un libro sobre Mongolia, su próximo objetivo. Yo buscaba un Astérix pero Occitano. No había. Tengo una amplia colección de Astérix en diversas lenguas en los países que he estado o encargado, en griego, hebreo, danés, sueco, húngaro. Pero occitano, ufff.
Por la noche fuimos al cine a ver INVICTUS, que no me gustó mucho. Cerramos el día.

domingo, 21 de marzo de 2010

EN EL MUNDO DE LOS TEMPLARIOS (4)

Con Isabel habíamos viajado a Sta. Affrique, me hizo un gran favor, inmenso: llevarme hasta la casa de Daniel y Melissa. Habíamos tenido un intenso día martes en Rodez y partimos hacia la ciudad de Melissa y Daniel a las 5 y media. El viaje nos tomó casi una hora, ya que teníamos que atravesar una zona alta  y el frío había arreciado y había ciertas ventiscas, nieve y hielo en las carreteras; así que fuimos con cierto temor. Llegamos a Sta. Affrique y dimos algunas vueltas hasta dar con la casa. Nos esperaban para cenar. Brindamos por el reencuentro, verlos después de algunos años. El tiempo nos va labrando los recuerdos.
Melissa fue a su pequeño departamento y habíamos quedado que al día siguiente, miércoles, ella estaba libre de su trabajo, así que nos fuimos a pasear. Si en la zona de Rodez había topado mi alma con el mundo cátaro, aquí iba a hacerlo con los templarios, a quienes, como los cátaros, tuvieron la mala suerte de caer en desgracia para el papado teocrático de ese entonces. Hubo otras razones ya más pecuniarias que fueron la motivición final para el exterminio de estos señores (que luego terminaron asentándose en otros lugares de Europa, sobre todo, Malta).
Luego de un buen desayuno, con Melissa salimos a ver la que había sido su anterior casa, cerca a Sta. Affrique en un lugar donde hay dólmenes. La historia está a la vuelta de la esquina. El destino de nuestro viaje fue a una pequeña ciudad llamada La Couvertoirade, ciudad templaria. Previamente habíamos estado en  La Cavalerie. En estas dos pequeña ciudades, pude ver este mundo interesante de caballeros cruzados que tenían por obligación defender el templo y que luego se volvieron personajes muy poderosos para la curia romana, puesto que manejaban lo que serían los bancos actuales. Poderoso caballero es Don Dinero. Tanto en La Cavalerie como en la muy interesante La Couvertoirade, puede uno ver el modo de vida que llevaban. En París pude leer un poco también sobre una suerte de orden surgida desde los templarios, los hospitalarios que vivían en los Hôtel de Dieu, los antiguos hospitales. Para los hospitalarios, la vida sí era muy rígida y se debían a una autoridad que les controlaba todo. Los templarios acumularon fuerza y poder, todo esto va a ser motivo de su ruina. La pequeña ciudad tiene todo y por ser invierno no hubo muchas cosas abiertas: la vida aquí depende del turismo y llegué en estación baja.

Al recorrer esta meseta uno puede ver varios restos de castillos y zonas fortificadas. Me contaba Melissa además que la autopista que va hacia París desde el sur (Bézier) es relativamente reciente y ha cruzado esta meseta de Larzac; un par de días después iba a ser testigo de una de las maravillas arquitectónicas y de ingeniería de los últimos tiempos. Pero ya llegará el momento para contarlo.



POR LA RUTA FRANCESA DE SANTIAGO (3)

El último día con Isabel iba a tener otro gran impacto en mi curiosidad histórica. Iba a ir a ver dos monumentos impresionantes de corte religioso: Conque, una pequeña ciudad maravillosa, parte de camino de peregrinación a Santiago de Compostela en España y la catedral de Rodez. Parece ser, además, que fui a Europa en un momento en que la búsqueda de su identidad como cultura de raíces cristiana está en todo su apogeo, me atrevo a decir, por una serie de acontecimientos recientes que han movido la identidad europea. Sea la Comunidad Europea y el posible ingreso de Turquía a la misma, sea por la gran presencia musulmana, diversos factores han hecho que este evento histórico que se pierde en el tiempo, la peregrinación a Santiago de Compostela, se haya puesto de moda. Revistas (me compré dos en el aeropuerto de Madrid y me entretuvieron en mi retorno a Lima), movimientos de peregrinos, denuncias, una serie de factores ha hecho que Santiago Apostol esté de vuelta. Me aventuro a decir, mientras leía la crisis griega y el problema del euro, que quizá haya una velada intención de pedir los buenos oficios del apostol para salvar la economía de la Comunidad. Ya nada puedo negar, porque sería absurdo decir que la fe para muchos ha muerto. Eso, parece ser, ha surgido en algunos lugares por ciertas condiciones. En fin, dejemos que la historia tome su rumbo y volvamos al viaje a Conques.
En las rutas oficiales de peregrinación, Francia ocupa un rol muy importante; por su territorio pasan 4 grandes rutas o vías que confluyen hacia Pamplona o Puente La Reina. De las cuatro vías, la que pasaba (y pasa, puesto que aún hay gente que hace el peregrinaje, como lo hizo alguna vez Isabel) es la Vía Podensis que se inicia en Le Puy y termina en Santiago. Conques es una de las estaciones de esta vía. La pequeña villa crece en torno a una de las más bellas abadías de Francia, Sainte-Foy. La ubicación es estratégica y está en cierta forma protegida a 200 metros sobre el nivel del mar, en ciertas gargantas rocosas. Según la tradición, Conques viene de la palabra "concha", la que los peregrinos usaban para varios usos, sea para recoger agua y alimentos principalmente. Es una de las tantas hipótesis. La iglesia ha sido siempre muy astuta para aprovechar la fe, muchas veces ingenua, de los feligreses. Esto lo vemos por todas partes. Aquí en Trujillo, personalmente me sorprende la cantidad de dinero que mucha gente suele dispensar para manufacturar un vestido que es obsequiado a una virgen de la zona, la llamada Virgen de la Puerta. 

El pequeño museo de sitio muestra la inmensa variedad de obsequios que muchos peregrinos dejan a la imagen. El museo de la abadía de Conques es un muestrario de ello. Cuando visité la Catedral de Colonia en Alemania vi en su museo la vasta colección de objetos preciosos dejados por los peregrinos. Lo mismo sucede en Conques. Su pequeño museo tiene maravillas, pero no pude visitarlo totalmente, ya que era mediodía y en Francia a esa hora todo se detiene. Pero la iglesia sí es una joya impresionante, sobre todo el tímpano que representa el Juicio Final.
La obra se mantiene desde el siglo XII y ha recibido pocos cambios, la restauración permanente la ha salvado, lo que no sucedió con otros monumentos franceses que fueron modificados por las nuevas corrientes artísticas. En una verdadera joya del medioevo. El tímpano está dividido claramente en dos partes: el cielo y el infierno, la parte más interesante es el infierno en el cual nos muestra los diversos pecados y las formas de castigo a los pecadores. Como el gran mural de la catedral de Albi. Ver los demonios con las almas me hizo recordar mis viejos libros de religión y cómo es que la perspectiva de la fe ha ido cambiando a través de los siglos. Dicen que la fe no cambia. Tengo mis buenas dudas, habida cuenta que veo algunas pseudo sectas que quieren volver al sometimiento del terror a sus seguidores. Creo que una visita por Conques los pondría al día. Como buena iglesia medieval, la penumbra era un recurso visual en el interior, ya que sus ventanas son altas y no muy grandes.



Dejamos Conques, comimos en el camino en un restaurante familiar; nos dieron una sopa de verduras de la casa extraordinaria. Aquí crece una suerte de nabo que no crece en el Perú, las andibas. La forma de comer es interesante: pan, una entrada, sopa, un plato fuerte, ronda de quesos con pan, postre y café. Los platos no son inmensos como aquí que te saturan el estómago. Y todo acompañado de vinos. Poca gente vi que bebiera gaseosa en el almuerzo.
Antes de ir a la ciudad, fuimos a casa de los amigos de Isabel, que estuvieron el día anterior. Retirados ellos de la educación, han comprado una iglesia abandonada y su entorno: el paisaje es maravilloso y la sensación de historia la tienes ahí. Genial.
Fuimos a Rodez (Rodés en occitano, interesante) para ver la ciudad, una de las ciudades que tuvo un asentamiento humano muy antiguo y fue una de las pocas ciudades invadidas por los musulmanes en Francia. Además cuenta con una inmensa catedral del siglo XII, edificación que ha sufrido diversos cambios en su historia. El edificio es grande y como buen principio medieval, estaba concebido como castillo feudal.

Con este visita impresionante, dejé Rodez para irnos con Isabel a Sta. Affrique a ver a Melissa y Daniel.
Espero regresar.

VIAJE AL MUNDO CÁTARO (2)

Tras una interesante visita a Cordes y Albi, la segunda jornada iba a darme más sorpresas. Con Isabel, decidimos hacer un viaje sin muchas interrupciones (comer en un restaurante, por ejemplo) para poder aprovechar el máximo de tiempo posible, ya que por la noche los amigos de Isabel iban a ir a su casa a compartir platos de la región y beber vino como Dios manda (no en vano se llama la sangre de los dioses). Premunidos de salchichas, panes, quesos, agua, jugos y fruta, salimos en dirección de Villefranche-de-Rouergue y luego hacia el sur oeste, en una zona en la que se asentaron los hugonotes, protestantes franceses, en el siglo XVII: Caylus. Villefranche es una ciudad creada por los resultados de la cruzada contra los albigenses, los luego llamados cátaros. Y fue creada por Alfonso de Poitiers, hermano del rey Luis IX, llamado San Luis. Fue la culminación de la cruzada ya mencionada,  iniciada por Felipe Augusto en la que se masacra a los herejes perfectos y es causa de la derrota del Conde deToulouse (les recomiendo que lean la saga de la realeza francesa de Maurice Druon, cuya trabajo empieza precisamente con estos "nobles" personajes).
La principal joya de este lugar es la iglesia Nuestra Señora de Villefranche, una inmensa iglesia que demoró 300 años en construirse y fue concluida en el siglo XV. El edificio es descomunal y descuella por sobre todas las construcciones de la pequeña ciudad que aún preserva la estructura feudal de un poblado del siglo XII ó XIII. El frío era bastante acentuado en esta zona, quizá por su ubicación, pese a que había caído nieve por la zona. Estas inmensas catedrales de piedra son muy frías en su interior y me imagino cómo hayan pasado las fiestas religiosas entre cirios y teas para poder iluminarlas así como calentarlas para acoger a un grupo de fieles en dichas festividades (sobre todo navidad). El arte románico y gótico era descomunal para mostrar el poderío divino y el marcado carácter teocrático de la iglesia de entonces. Sus estrechas calles se ven opacadas por los muros anchos y altos de dichas construcciones religiosas y el sol difícilmente llega a muchas de estas calles, salvo al mediodía. Esa sensación de frío se acentúa por esa carencia solar y me imagino cómo habrá sido en  tiempos en los cuales las ropas térmicas tal como las concebimos hoy no existían. Una vez culminada la visita a la gran iglesia y caminar por las retorcidas calles de la ciudad vieja, fuimos al auto de Isabel por una buena merienda; los quesos con salchichas y los panes eran devorados sea por el hambre y el frío. Pensé que iba a regresar con sobrepeso, pero sucedió lo mismo que en mi periodo de mi residencia invernal en Dinamarca: el frío te consume paulatinamente, así devores toneladas de pan, chocolate o grasas diversas.

Habíamos quedado con Olivier en vernos en una ciudad cercana a Villefranche, Caylus. Esta zona  tuvo una historia interesante; por el siglo XIII fue dominio inglés, aportó una lucha fiel a favor de la institucionalidad católica, luchó al lado del papado contra la gente del Conde de Toulouse y siglos después se va a oponer al calvinismo protestante. No así sucedió con el pueblo vecino, St. Antonin-Noble-Val, pequeño poblado en el cual nos encontramos con Olivier. La ciudad era hugonote y se mantiene fiel hasta nuestros días. La ciudad está a orillas del río Averon y su puente es una pequeña belleza de siglos. Una costumbre curiosa es en estos pueblos lo que es el lunes: es prácticamente un día domingo. Negocios cerrados, algunos servicios privados abiertos. Bastante peculiar la situación. Uno venido de un país en el cual tenemos una mala concepción del trabajo siempre tienes tiendas abiertas, farmacias, etc. Pero eso es por nuestra mala concepción del trabajo, así pues hay exceso de servicios en nuestros países por la sobre explotación laboral, con horarios que en Europa serían imposibles, ya que nuestras leyes no protegen a los trabajadores, sea por los malos sueldos o por la amenaza de tener mayor oferta laboral que demanda.
Luego de esta reflexión de nuestra sociedad, con terribles defectos, los europeos han ganado una serie de derechos (unos llaman privilegios, pero son derechos) que últimamente se ven amenazados por una serie de circunstancias, sea por el liberalismo económico, sea por la migración.

Nos dirigimos los tres hacia Caylus con sólo media hora de diferencia y caminamos por sus calles, en las cuales había muchos gatos. Muy interesante. Mientras en nuestras calles ves perros sueltos, abandonados o vagabundos, en Francia vi cantidades de gatos, gordos ellos por sus amos, que deambulan por las calles. Los perros van con sus amos, atados a un collar. Es una suerte de paraíso para los gatos.
Cerramos nuestra sesión comiendo deliciosos pasteles y aún había en las pastelerías tortas de navidad. nos despedimos de Olivier y retornamos a Rodez. Nos esperaba una gran comilona por la noche con los divertidos amigos (muchos de ellos de origen español) en casa de Isabel. Punto final para mi segundo día en la Francia profunda.